REPORTAJE – El asesinato del joven jugador de rugby se produce un año después del de Thomas en Crépol, licenciado en el mismo club. En Drôme, de donde ambos eran originarios, una dolorosa sensación de “déjà vu” recorre la mente de la gente.
Enviado especial a Romans-sur-Isère (Drôme)
Thomas y Nicolas tenían cinco años de diferencia. Uno todavía estudiaba en el Lycée du Dauphiné de Romans-sur-Isère cuando el otro, que también había frecuentado este establecimiento técnico, iniciaba su vida profesional en la gran distribución. El primero, de 16 años, estaba en un baile en Crépol, un pueblo de Drôme des Collines. El segundo, de 22 años, a la entrada de una discoteca, Le Seven, a cinco kilómetros de Valence. Inquietante coincidencia, estos jóvenes que se conocían de vista tenían licencia en el Club de Rugby Romans-Péage. Y rodeados de sus amigos jugadores de rugby durante una velada festiva, antes de que se convierta en drama.
Dos días después de que Nicolas fuera abatido por la bala de un tirador encapuchado a la entrada del club de Ardèche, no hay nada que relacione los dos casos, por más dramáticos que sean, advierten tanto los investigadores como el funcionario electo (varios derechos). de la comuna, Marie-Hélène Thoraval. Pero en la mente de Drôme…
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