En Francia, el 46% de los funerales recientes fueron cremaciones. En Córcega, esta cifra se acerca al 40%, pero aumenta de año en año. Una práctica que representa, al igual que el entierro, un presupuesto importante.
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Para Marjorie, de sesenta años, la cuestión está zanjada: cuando muera, ya sabe dónde, de qué manera y en qué tipo de ataúd desea ser enterrada. “Planifiqué mi ropa, hice archivos con toda la información importante e incluso escribí una carta que pedí a mis seres queridos que leyeran el día del funeral. Para la elección de la bodega no es complicado, ya que disponemos de una bodega familiar.“
Jubilada, Marjorie está en muy buena forma y no puede oír “vete pronto“Pero la decisión de no dejar nada al azar se le impuso tras la repentina muerte de su madre, hace unos veinte años. “No estaba enferma y todavía era relativamente joven, por lo que nadie se había preparado para esto, y menos ella. Tuvimos una ceremonia fúnebre tradicional, tratando de hacer las cosas a su imagen. Pero realmente me molestó pensar que nunca sabríamos si todo estaba organizado como ella hubiera querido.“
Y para que todo salga exactamente como ella quiere, además de haber preparado un documento indicativo para sus seres queridos, la sexagenaria también ha ahorrado una suma destinada directamente a este fin. “Reservé unos 4.500 euros que, en mi opinión, cubren todos o al menos gran parte de los gastos. En cuanto a las flores y lo demás, les dejo libertad para elegir cuando llegue el momento.”
Según UFC-Que Choisir, en 2019, el precio total de los funerales para un entierro -excluidas bóveda y concesión- se situó de media en 3.815 euros, con importantes diferencias, oscilando entre 1.269 y 7.515 euros según los establecimientos. Es un 14% más caro que en 2014 (3.350 euros)…
El coste de un entierro puede variar mucho según el tipo de ceremonia y los servicios elegidos: para el transporte del cuerpo, la preparación del difunto y la gestión de los trámites administrativos, cuente de media entre 2.000 y 4.000 euros. Costes a los que se suma la elección del ataúd -cuyo precio puede oscilar entre simple y diez veces superior según el modelo elegido-; gastos de entierro (apertura de la tumba, precio de la concesión funeraria, etc.); el monumento funerario, flores y adornos; o incluso la celebración de una ceremonia, la publicación de una esquela de defunción en la prensa, y posteriormente, el mantenimiento de la tumba…
A falta de entierro, los familiares del fallecido tienen otra alternativa: la cremación. Legalizado en Francia desde 1887, representaba sólo el 1% de los funerales en 1980. La situación ha evolucionado: el 46% de los funerales recientes terminaron en cremación, según un estudio de Ipsos de marzo de 2024 elaborado por OGF, líder en el mercado funerario. Francés: en un dossier de prensa. El signo de una evolución hacia un “sociedad más secular” señala el empresario funerario, que ha provocado una transformación “profunda” del sector. En 1975, sólo había siete crematorios en Francia. Hoy en día hay más de 214, dos de ellos en Córcega, Bastia y Ajaccio.
Pero precisamente en la isla, y más que en el continente, el entierro sigue resistiendo y sigue siendo, a estas alturas, la opción preferida de funeral. Antoine, de unos 50 años, se opone firmemente a la idea de incinerar a él o a uno de sus seres queridos. “Incluso cuando se guardan las cenizas en un columbario, no es lo mismo, asegura Bastiais. No podemos recomponernos de la misma manera. Cada uno es libre de tomar sus propias decisiones, pero nunca será mi elección.“
Si bien no es el único refractario, las cremaciones se abren paso, año tras año, en la isla. Responsable de la funeraria Roblot en Bastia, que se encarga del crematorio de la ciudad, Jean-Louis Guagnini señala: “Cada vez más personas toman esta decisión, y no sólo entre los más jóvenes, sino también entre las personas mayores.“.
En 2024, el 45,3% de los servicios funerarios realizados por la compañía fueron cremaciones (cifras que quedarán por consolidar con los últimos meses del año). O un 11% menos que el promedio nacional. Pero alrededor de un 6% más -a estas alturas- que las cifras registradas el año pasado, con 38,7% de las cremaciones registradas en 2023.
Quienes optan por la cremación generalmente no lo hacen por una cuestión de costo, indica el profesional. Porque contrariamente a la creencia popular, la cremación no necesariamente cuesta menos que el entierro, e incluso puede representar un presupuesto mayor. “En Córcega, el impuesto de cremación sigue siendo de 909 euros, lo que puede suponer un coste adicional importante, incluso si el precio medio del ataúd es inferior al utilizado para un funeral.“
Es difícil, explica Jean-Louis Guagnini, estimar el coste de una cremación, ya que los parámetros que la componen pueden hacer variar el precio. “Todo depende de si es necesario viajar para recuperar el cuerpo, si hay una ceremonia, si hay un depósito en una bóveda, un columbario o un esparcimiento de las cenizas al aire libre… Cuando tomamos esta última decisión, esto necesariamente representa una reducción de costos y una opción más fácil, ya que no es necesario comprar una bóveda o una bodega en un columbario“.
Calcula que una cremación en Bastia cuesta de media entre 3.500 y 4.500 euros. A modo indicativo, en 2019, UFC-Que Choisir estimó el precio medio de una cremación en 3.986 euros, con una horquilla que va desde los 1.362 hasta los 7.918 euros.
¿Seguirá ganando terreno la cremación en la Isla, hasta alcanzar el promedio nacional? Aunque es difícil predecir qué ocurrirá con las prácticas funerarias en los próximos años, Jean-Louis Guagnini constata una cierta evolución de las mentalidades hacia los muertos, con una práctica menos presente de la contemplación, en particular “entre las generaciones más jóvenes, que tienen menos probabilidades de visitar al difunto, lo que hace que la presencia de una tumba sea menos necesaria y hace que la cremación sea una alternativa mejor considerada.“
Sin embargo, “No debemos olvidar que permanecemos en Córcega, donde se practica ampliamente la religión católica, modera Jean-Louis Guagnini. Culturalmente, la cremación sigue estando algo mal vista por gran parte de la población. Algunas personas se resisten totalmente y no quieren oír hablar de ello en absoluto.“
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