Para hacer frente a esta dramática situación humana, 500 militares pertenecientes a la Unidad Militar de Emergencias (UME), unidad especial que interviene en catástrofes naturales, fueron desplegados este viernes por la mañana en la región.
Reabrir los caminos y buscar a los desaparecidos.
El envío de estos militares, anunciado el jueves por la noche por el gobierno central, se produjo tras una petición urgente del presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, cuyo gobierno está abrumado por esta crisis sin precedentes.
Estos refuerzos elevan a 1.700 el número de militares desplegados en la región de Valencia, con diferencia la más afectada por las inundaciones, ya que allí se registraron 155 de las 158 muertes.
En señal de la preocupación de las autoridades, la ministra de Defensa, Margarita Robles, aseguró el viernes que el Gobierno enviará tantos refuerzos como sea necesario y que permanecerán el tiempo que sea necesario.
“Enviaremos 120.000 militares si es necesario”, dijo en una entrevista en TVE.
Las prioridades del ejército son reabrir las carreteras para permitir la entrega de ayuda, en particular alimentos, pero también para ayudar en la búsqueda de personas desaparecidas, cuyo número exacto se desconoce, pero es muy elevado.
Personas atrapadas en su coche
Por primera vez, el Gobierno central reconoció el jueves, a través del ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, que hay “decenas y decenas” de personas desaparecidas, lo que hace pensar que se espera que el número de víctimas aumente en los próximos días. .
“Hay montañas de coches” amontonados en el barro, testificó Amparo Fort, alcaldesa de Chiva. “Muchos están vacíos, pero en otros está claro que tienen ocupantes”, explicó.
Alertadas demasiado tarde de la gravedad de la situación, muchas personas fueron sorprendidas en sus coches y no pudieron escapar.
En Valencia, se instaló un depósito de cadáveres en la “Ciudad de la Justicia” para permitir la identificación de los cadáveres, traídos a intervalos regulares por ambulancias desde donde empleados uniformados bajan camillas cubiertas con una sábana blanca.
Los supervivientes, que carecen de todo, también deben afrontar una inseguridad cada vez mayor, según múltiples testimonios.
“La gente entraba a buscar pantalones, estaban robando”, dijo el jueves a la AFP Fernando Lozano, un vecino de Aldaia, al oeste de Valencia, que había acudido al centro comercial de la ciudad.
Solidaridad en el lugar
En este panorama tan oscuro, los supervivientes pudieron contar sin embargo con manifestaciones espontáneas de solidaridad.
En este día festivo, cientos de personas, con escobas, palas, comida e incluso pañales, abandonaron a pie Valencia, ciudad que no se vio afectada por las inundaciones, para dirigirse a las localidades vecinas devastadas, constataron periodistas de la AFP.
Algunos dijeron que estaban respondiendo a una llamada de amigos, otros simplemente querían ayudar.
Aunque este viernes brillaba el sol en Valencia, aún era necesaria vigilancia en determinadas zonas del sur de España.
La Agencia Nacional de Meteorología (Aemet) ha advertido que este fin de semana continuarán las fuertes lluvias.
Por ello, la Aemet ha decretado “alerta roja” (nivel máximo de riesgo) en la provincia de Huelva, en Andalucía (suroeste del país, fronteriza con Portugal).
Por su parte, las provincias de Valencia y Castellón, en la Comunidad Valenciana, permanecían en alerta naranja.
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