Cómo se salvó de la muerte un robot de apoyo emocional para niños gracias al código abierto

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El robot Moxie

© encarnado

Este es un caso que cuestiona seriamente la creciente dependencia de Internet de nuestros objetos cotidianos. A principios de diciembre, la startup Embodied dio una pésima noticia a sus clientes: debido a una ronda de financiación abortada, la empresa cerrará sus puertas y al mismo tiempo desconectará los servidores que dan vida a su producto estrella: Moxie, un robot de 800 dólares. Se supone que ayuda al desarrollo emocional de niños de 5 a 10 años.

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El asunto causó revuelo entre los clientes de Embodied y los partidarios del código abierto y el derecho a reparar. Dado que el dispositivo en sí no es más que una carcasa vacía equipada con un chip Wi-Fi para recibir instrucciones de la nube, la extinción de los servidores significa la muerte segura del pequeño robot lanzado unos años antes. Una ilustración químicamente pura de la obsolescencia programada y de los problemas relacionados con nuestros objetos conectados.

Para empeorar las cosas, Embodied indica en su página de inicio que no puede hacer “sin promesas“en cuanto a un posible reembolso, al no poder garantizar el mantenimiento de su producto e indica en blanco y negro que”Moxie depende de la nube para proporcionar su funcionalidad y estas no se pueden replicar localmente“. Esto fue sin contar con la perseverancia de algunos entusiastas del código.

Empatía autohospedada

Como señalan los medios Luchar para repararDespués del anuncio del cierre de la empresa, los antiguos ingenieros de Embodied comenzaron inmediatamente a desarrollar un programa de código abierto que permitía replicar localmente las funcionalidades de la nube Moxie.

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La idea es desarrollar una aplicación local (“OpenMoxie”) que puedas ejecutar en tu propia computadora.“, indica entonces el director general de Embodied. “Esta solución comunitaria le permitirá a usted o a alguien con habilidades técnicas mantener las funcionalidades básicas de Moxie, desarrollar otras nuevas o modificar su funcionamiento para satisfacer mejor sus necesidades.

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Si por el momento OpenMoxie aún no está disponible oficialmente, el pequeño robot ya ha recibido una actualización para prepararse para la transición de software. Actualización que se anima a todos los consumidores a descargar lo más rápido posible, ya que también desaparecerá una vez que se desconecten los servidores.

Sólo queda que los padres que aún no han anunciado la triste noticia a sus hijos aprendan los conceptos básicos del autohospedaje para esperar algún día no ver los píxeles apagarse uno a uno en los ojos del pequeño robot.

Comportamiento lamentablemente ejemplar

Si el caso ilustra perfectamente los problemas relacionados con nuestra dependencia de la nube, en particular porque nos toca directamente la fibra sensible, el comportamiento de Embodied en esta situación es lamentablemente ejemplar. Otras empresas con recursos financieros y humanos mucho mejores no siempre hacen el esfuerzo de recurrir al código abierto o a los beneficios del autohospedaje.

Spotify, por ejemplo, cerró su proyecto Car Thing en diciembre pasado, inutilizando miles de dispositivos de transmisión y acercándolos al contenedor de basura. Todo sin ofrecer ninguna alternativa para mantener vivo el dispositivo. Y si otras historias se parecen a la de Moxie, como la del colectivo Rebble que dio una segunda vida a los relojes Pebble, son muy (¿demasiado?) raras.

Obsolescencia del software de la versión en la nube

Estas hermosas historias tampoco deberían ser el árbol que esconde el bosque. Si muchas empresas se permiten tirar a la basura silicio perfectamente funcional es porque el marco legislativo en torno a estos dispositivos es mínimo, por no decir inexistente. Los defensores del derecho a reparar y otros defensores de la sostenibilidad llevan tiempo pidiendo garantías sobre los tiempos de actualización de los dispositivos conectados, o incluso la obligación de publicar el código fuente una vez finalizado el soporte.

En Francia, el índice de sostenibilidad es un primer paso hacia la regulación de estas prácticas. La ley sobre obsolescencia programada también condena “cualquier técnica, incluido el software, mediante la cual un comercializador pretende hacer imposible la reparación o reacondicionamiento de un dispositivo“. Pero aquí, la intencionalidad del enfoque siempre es difícil de calificar, especialmente en el caso de un dispositivo dependiente de la nube que, por definición, depende de un recurso subcontratado para garantizar su funcionamiento.

Lo que el asunto Moxie ilustra bien es el peligro que suponen para el planeta los dispositivos conectados sin garantía y sin visión a largo plazo. En definitiva, obsolescencia del software en versión nube.

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