Entre enero y noviembre de 2024, se reportaron un total de 5.857 incidentes de violencia de género a proveedores de servicios en el subgrupo de violencia de género. Los tipos de violencia de género más recurrentes incluyen: violencia sexual (69%), violencia física (%), violencia psicológica y emocional (%). ((1). Los informes de incidentes de violencia de género totalizaron 457 entre octubre y noviembre, esto podría explicarse por el hecho de que el mes de noviembre estuvo particularmente marcado por ataques de bandas armadas, lo que aumenta la vulnerabilidad a la violencia de género de las poblaciones afectadas. Cabe señalar que las declaraciones no representan la magnitud de los casos reales de violencia de género, ya que estas cifras dependen de la declaración voluntaria de los sobrevivientes.
Entre finales de septiembre y noviembre de 2024, el acceso a los servicios dentro de las 72 horas posteriores al incidente de violación se mantuvo bajo y estable en alrededor del 24%. Entre enero y junio de 2024, con respecto a la prestación de servicios médicos dentro de las 72 horas posteriores a un incidente de violencia de género, los informes indican que 714 sobrevivientes recibieron apoyo. Desde julio hasta la fecha, la atención a los supervivientes ha disminuido un 85,3% respecto al periodo anterior, por lo que el número de supervivientes que han recibido apoyo es mucho menor. Las víctimas que llegan después del plazo de 03 días no pueden completar su tratamiento médico por falta de recursos económicos, y el subsidio no cubre exámenes adicionales (análisis de sangre, análisis de orina, frotis vaginales, etc.) y tratamiento de infecciones genitourinarias en particular) . La baja cobertura geográfica, la insuficiencia o ausencia de estructuras sanitarias, a veces con cierres forzosos, la falta de personal cualificado y la situación de seguridad en el país son obstáculos importantes para el acceso a los servicios.
El mecanismo de derivación para los supervivientes sigue siendo muy débil; de hecho, los sistemas de derivación y los mapas de servicios disponibles ya no están actualizados y son muy poco accesibles a nivel comunitario. Algunos supervivientes experimentaron horror hasta el punto de no recordar con precisión los acontecimientos. Ni siquiera piensan en presentar una denuncia por miedo a represalias. Los servicios jurídicos siguen siendo caros y no hay recursos para apoyar a los servicios y tribunales que no funcionan. Los espacios seguros o centros de tránsito para el alojamiento temporal de emergencia de los supervivientes siguen siendo precarios e inadecuados. Muchos supervivientes que llaman a la línea de ayuda viven en las calles de las comunidades y no tienen teléfono.
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