Las huellas del acto malicioso se aclaran en el caso de los dos coches que se incendiaron misteriosamente la madrugada del 30 de noviembre en el aparcamiento de la sociedad Sitadel, a la entrada de Delémont. El Ministerio Fiscal confirma que el incendio fue provocado por un elemento externo, pero no comenta más sobre la naturaleza exacta de este “elemento” hasta que se emita el informe pericial.
Líquido sospechoso de ser inflamable
El propietario de la empresa a la que pertenecían los dos coches, Manuel Lachat, no lo oculta: probablemente se trata de un líquido inflamable encontrado en el lugar del accidente poco después del incidente. “En mi opinión, este fue un ataque bien planeado. El autor esperó hasta que estos dos coches quedaron aislados en el aparcamiento”.
El rastro de los opositores a la geotermia siempre regresa con insistencia sabiendo que Sitadel, empresa especializada en geomática, había recibido el mandato de realizar un inventario de los edificios cercanos al lugar antes del inicio de las perforaciones. Unos diez días después de que el Quotidien Jurassien revelara el asunto, llegó a la redacción una carta anónima reivindicando la responsabilidad del hecho.
“Otros negocios para sabotear”
“Por un lado, se trata de defendernos y, por otro, de lanzar un llamamiento a todos aquellos que consideran que el proyecto geotérmico de Glovelier es una completa locura. […] Se han agotado todos los medios legales para oponerse”, se lee. “Hay innumerables posibilidades para defenderse e innumerables empresas para sabotear y todas tienen nombre y dirección”, amenaza el autor. La carta fue enviada al Ministerio Público, que lo está considerando sin descartar otras vías.
Y aún existe esta posibilidad. Una de las dos entradas al aparcamiento está vigilada por una cámara de la empresa vecina Faivre Énergie. Tres días antes del incendio, el aparato se estropeó misteriosamente, aunque llevaba muchos años funcionando sin problemas, afirma Pascal Faivre, antiguo director de la empresa. Según el organismo de seguridad que lo gestiona, con relativa seguridad se trata de una avería. “El azar es a veces extraño…”, desliza simplemente Pascal Faivre.
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