Robert Eggers regresa con una obra visualmente compleja que reelabora el mito del vampiro llevando el suyo propio a la pantalla
Nosferatu (2024), una película que se erige como homenaje y reflexión sobre casi un siglo de cine gótico. Eggers, conocido por su enfoque meticuloso e inmersivo (la bruja, El faro), reinterpreta el clásico de 1922 de Federico Guillermo Murnauacercándolo con deferencia pero también con una visión personal y contemporánea, preservando su narrativa en términos amplios.
Nosferatu es una obra de arte pictórica
La fotografía, firmada por
Jarin Blaschkees sin duda uno de los aspectos más interesantes de la película. Eggers y Blaschke crean una estética que oscila entre el respeto por las raíces expresionistas y la innovación visual. El juego de luces y sombras remite inmediatamente a las atmósferas oscuras y nítidas de
Murnau, pero Eggers lo enriquece todo con una paleta de colores sobria y terrosa que realza los detalles del maquillaje, vestuario y escenografía, desaturando al máximo varias secuencias, tanto que casi da la idea de un blanco y negro muy cálido. .
En algunos momentos la evocación pictórica de las imágenes recuerda a los cuadros de Rembrandt o Caravaggio, mientras que en otros casos el director se sumerge en una atmósfera brumosa y enrarecida que parece inspirarse en la Nosferatu por Herzog (1979). Eggers juega magistralmente con el formato cinematográfico y el ritmo de la narración visual: algunas tomas estáticas recuerdan las poses rígidas y casi “fotográficas” del cine mudo, mientras que los movimientos modernos de la cámara añaden fluidez y tensión. El resultado es una investigación visual que, más allá de la historia y la mitología vampírica, demuestra curiosidad y experimentación incluso adoptando un lenguaje aparentemente clásico.
Un estudio sobre el terror y la humanidad
Para evitar que el envase refinado y evocador desemboque en el formalismo, interviene un elenco en gran forma, encabezado por
Bill Skarsgard como un Conde Orlok casi siempre invisible. Su prometida en la oscuridad, la Elena de
Lily-Rose Depp él es el punto de apoyo de la narrativa, el puente entre el bien y el mal y su interpretación captura cada matiz de obsesión y posesión, con algunos rasgos que parecen recordar la depresión en algunas formas. Mujer enferma, por tanto, su malestar lo personifica precisamente Orlock.
Willem Dafoe en cambio, es Albin Von Franz, una luminaria fuera de lo común y un guía precioso en la lucha contra el maligno.
Un poco más a la sombra,
nicolas houltAaron Taylor-Johnson mi
Emma Corrin completan un elenco estelar que narra la historia de una manera útil y competente. Sus esfuerzos conjuntos serán impotentes contra el antiguo y repelente mal representado por Orlock, quien en cambio sucumbirá a la pureza de Ellen, aquella que ni siquiera él fue capaz de infectar con sus dedos podridos.
Murnau, Herzog y Stoker
Eggers rinde homenaje a la obra maestra de Murnau, respetando su esencia gótica y su simbolismo visual. Sin embargo, más que limitarse a una simple reelaboración, profundiza en temas como el aislamiento, el miedo a la muerte y la relación entre el hombre y la naturaleza. El Nosferatu de Eggers, como el de Herzog, no es sólo un monstruo, sino una entidad profundamente trágica y melancólica, que sufre su propio destino.
En comparación con
Nosferatu La de Herzog, más contemplativa y casi filosófica, la de Eggers es más tensa y claustrofóbica, con una marcada atención al simbolismo de la decadencia y la corrupción física y moral. En comparación con el original de 1922, Eggers explora más la psicología de los personajes, pudiendo inspirarse en la novela de Bram Stoker y a las atmósferas góticas que Francis Ford Coppola había exaltado magistralmente en su Drácula
(1992). Algunas tomas son un verdadero homenaje al gran Maestro. Mientras Coppola había explorado la relación entre Drácula y Mina con acentos románticos, Eggers acentúa la relación de depredación y sacrificio.
La figura de Ellen se vuelve central: no sólo víctima, sino también agente de salvación, una fuerza capaz de romper la maldición mediante un sacrificio consciente. En esto reside la modernidad de la protagonista femenina de Eggers, muy diferente de todas las que la precedieron, incluida la todavía espléndida Mina de Winona Ryder.
Una obra que vive entre el pasado y el presente
Illinois Nosferatu de Robert Eggers es mucho más que un remake. Es una celebración de la imaginería gótica y una reflexión sobre el legado del cine y la literatura, una profundización en el folclore de Rumanía, en un momento histórico en el que la figura del vampiro no era una leyenda sino una realidad aterradora y acechante. Aunque arraigada en las tradiciones visuales de Murnau y Herzog, la película encuentra su propia voz gracias al enfoque personal del director, que reelabora el texto.
Eggers confirma su papel de guardián del terror autoral, ofreciendo a sus fans una película que no sólo rinde homenaje al pasado, sino que lo enriquece con nuevos matices, empujando el género hacia un futuro aún más luminosamente oscuro.
Nosferatu
Resumen
Aunque arraigado en las tradiciones visuales de Murnau y Herzog, Nosferatu de Eggers encuentra su propia voz gracias al enfoque personal del director, que reelabora el texto.