De
Monica Scozzafava
Un Napoli sólo sólido gana por momentos en Génova y vuelve a lo más alto de la tabla al menos por una noche, a la espera de noticias del Atalanta-Empoli mañana por la tarde
Un Nápoles bonito en la primera parte, sufrido pero sólido en la segunda, vence en Génova y vuelve a lo más alto de la clasificación al menos por una noche, a la espera de noticias del Atalanta-Empoli mañana por la tarde.
Dos caras de una misma moneda: el Napoli ofrece dos versiones casi antitéticas de sí mismo en el campo de Génova. Un partido muy extraño: imperioso en la primera parte (con dos goles de ventaja), muy difícil en la segunda. Como un enchufe que se desconecta de repente: tantos errores y duelos perdidos en cada zona del campo. ¿Por qué? «Los chicos deberían reflexionar, saben que estoy muy enojado»: Conte sale furioso del terreno de juego a pesar de la victoria (2-1). Y cuando aparece en la sala de prensa parece que sigue hablando con sus jugadores: «Tuvimos suerte, lo que hicimos en la segunda parte debe quedar grabado en nuestra cabeza – dice -. Hemos puesto en duda todo, una actitud que no puede ser nuestra, no forma parte de mi mentalidad. Lo había avisado en el entretiempo, quizá lo sentí. Ganar importa, pero eso no es bueno. Si queremos permanecer ahí arriba, tenemos que mantener el rumbo durante 95 minutos”.
El análisis es bastante severo, el entrenador dio señales de incredulidad ya en el banquillo, pero puntual: durante la mitad del partido, el Napoli ofreció la mejor actuación de la temporada, dos goles con Anguissa y Rrahamani (ambos con la cabeza), un larguero de Lukaku e incluso un tercer gol de McTominay anulado por fuera de juego de Politano. Génova no existía, rindiéndose ante tanta fuerza, a pesar de no haber perdido durante seis días. En la otra mitad, el equipo de Conte corrió el riesgo de comprometerlo todo: el colapso comenzó con el gol de Pinamonti en el minuto 6. El Grifón tiene una actitud diferente: más atrevido, organizado, tonificado. El Nápoles se sorprende: cien segundos y Pinamonti, asistido por Martín, comete a Meret.
La victoria la frenó precisamente Meret, que se enfrentó a Balotelli, que entró en la final con brío renovado, y también estrelló en el poste. En los últimos cinco minutos, el camaleónico Napoli mostró su cara madura: logró y defendió el resultado con uñas y dientes, sin regalar más el balón al Génova. La victoria, sin Buongiorno, sigue siendo muy pesada no sólo porque el equipo de Campania recuperó por una noche la cima de la clasificación, a la espera del Atalanta, sino por la forma en que el equipo salió ileso del caos de Marassi.
Los puntos son 38, once más que el año pasado. Conte no se confía del todo: «Lloraremos lágrimas amargas – insiste -. Al minuto concedimos el primer disparo. Necesitamos reflexionar, estamos contentos pero queda mucho camino por recorrer. Teníamos miedo y no entiendo el qué. Cuando hablo de camino de crecimiento me refiero a todo esto. Si estuviera contento sólo por los tres puntos no le haría ningún bien a este equipo”. El Napoli es primero, pero hay que preguntarse: ¿cuál es el verdadero equipo, el que domina, mantiene la posesión y juega verticalmente o el que se derrumbó ante las primeras dificultades? ¿Ligereza o miedo a volar? Conte tiene sus respuestas: “Fuimos pasivos, elegimos sufrir”.
Sin embargo, en el Génova hay más satisfacción que decepción tras el cambio de propietario. Vieira cambió tácticamente al equipo en la segunda mitad (Martin se movió más arriba para ayudar a Pinamonti y Miretti) y aportó más energía. «Al final hemos merecido el punto – afirmó el técnico francés – pero les dije a los chicos que nuestra segunda parte debe darnos confianza, ganaremos mucho jugando así. Balotelli está bien, debe continuar”.
21 de diciembre de 2024 (modificado el 21 de diciembre de 2024 | 22:04)
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