La repentina caída del régimen. Bachar el Asad en Siriaprovocado por la ofensiva victoriosa de las brigadas Hayat Tahrir Al-Cham (HTC)obligó a la Rusia evacuar apresuradamente sus bases militares estratégicas en el país. Esta importante pérdida para Moscú, que había invertido masivamente en infraestructura naval y aérea en territorio sirio a cambio de su apoyo al líder depuesto, está empujando ahora al Kremlin a repensar su estrategia en el Mediterráneo. Vladimir Putin En particular, confirmó la retirada de 4.000 combatientes iraníes durante esta evacuación, realizada a petición de Teherán.
Despliegue estratégico de sistemas de defensa.
Sistemas de defensa aérea rusos S-400 y S-300acompañados de sus radares ultramodernos, ahora están fortaleciendo el arsenal militar del este de Libia. Este sofisticado equipamiento transforma la capacidad defensiva de los territorios controlados por el mariscal Jalifa Haftar. El grupo Wagner, ahora oficialmente adscrito al Ministerio de Defensa ruso, multiplica sus operaciones desde estas bases. Los datos satelitales y las observaciones aéreas demuestran una intensificación de las rotaciones de aviones rusos entre estas instalaciones libias y varios países del África subsahariana, lo que subraya el papel central de este nuevo dispositivo militar.
Una nueva arquitectura marítima rusa
La ambición naval rusa está tomando forma en la costa mediterránea de Libia. Los puertos de Tobruk y Benghazi constituyen los centros de esta estrategia marítima. Su modernización y utilización por la flota rusa permitirían a Moscú proyectar su poder naval en el corazón del Mediterráneo. Esta configuración portuaria, situada en las inmediaciones de las costas europeas, ofrece una importante ventaja táctica. el mariscal Haftarbuscando protección contra grupos armados apoyados por el Turquíaencuentra en esta cooperación militar un doble interés: fortalecer su defensa aérea y beneficiarse de un importante apoyo naval.
La reorganización de fuerzas en el Mediterráneo
Este establecimiento militar ruso en Libia cambia profundamente el equilibrio de fuerzas en el Mediterráneo central. Las bases libias se están convirtiendo en un eslabón esencial del sistema militar ruso, permitiendo mantener una presencia activa en la región. Las plataformas logísticas establecidas en territorio libio sirven ahora como punto de apoyo a las operaciones rusas hacia el continente africano. Esta reconfiguración estratégica crea un nuevo centro de gravedad militar en las fronteras del sur de la Europafortaleciendo significativamente la influencia rusa en esta sensible zona del Mediterráneo.
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