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Normalmente, Villa Mondésir cobra vida fuera del horario escolar, dando la bienvenida a los estudiantes del barrio después de la escuela. Desde el 11 de noviembre, el edificio de la Avenue de Warsovie está lleno de actividad durante todo el día. Aquí se han refugiado la recepción telefónica, la gestión y el sector familiar. Recursos humanos y contabilidad se han trasladado al edificio del centro social, frente al colegio Michèle-Pallet. Las decenas de asociaciones alojadas en el Mosaico han migrado a otras salas de la zona. “También utilizamos las salas Didier-Delavaud y Tatiana-Seguin”, añade Mehdi Shaza, director del centro sociocultural del MJC, que trasladó su oficina a su Peugeot 106. El equipo de la mediateca fue enviado a la de Basseau. .
Todas las animaciones mantenidas.
Se reanudaron las actividades y “la gente siguió”, asegura Myriam Boyer, coordinadora del centro social. “Los talleres sociolingüísticos están al máximo de su capacidad”, añade Ouarda Mansouri, representante del sector familiar. ¿No faltan las cocinas, las salas polivalentes y el equipamiento de la sede? “Antes elegíamos ubicaciones en función de nuestros proyectos. Ahora hacemos nuestros proyectos según los espacios disponibles”, ilustra el empleado. Pero ella nos asegura: “Eso no nos impide proyectarnos. » Las comidas destinadas a financiar un viaje al grupo de mujeres podrían reanudarse en enero, en la sala de convivencia.
Lo que más falta no se materializa en las salas de actividades y es difícil de cuantificar. “La acogida directa y la convivencia ya no son posibles”, lamenta Mehdi Shaza. Todo sigue existiendo, pero está diluido. » Villa Mondésir, la sede temporal, está “apartada, hay menos tráfico”. Hasta treinta personas acudieron al Mosaïque para tomar un café por la mañana. “Hoy, cuando pasamos por el barrio, está muerto, no hay nadie”, lamenta el director.
“Todo sigue existiendo, pero está diluido. »
¿Cómo mantener una conexión sin estas reuniones informales? “El contacto no se pierde”, corrige Mehdi Shaza. Nada más salir a la calle nos para la gente. Pero se crea una distancia. » Particularmente con adolescentes y jóvenes que buscan espacios de encuentro. “Es temporal”, quiere creer el ejecutivo.
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Para mantener la proximidad, el MJC aumenta su presencia en la calle. “Los mediadores están más sobre el terreno”, ilustra Mehdi Shaza. El lunes, el equipo instaló un chalet navideño en la feria de La Grande-Garenne. “Esto fortalece nuestra presencia”, afirma Myriam Boyer.
¿Hacia una política antidrogas?
El tema surgió en boca del alcalde el día después del incendio: “Ya no quiero oler hierba fumando en esta sala”. “Que hay un punto de acuerdo en la plaza, en torno al MJC, sí”, admite Mehdi Shaza, director del centro sociocultural del Mosaïque, antes de calificar. En el pasillo hace tiempo que no tenemos eso. »
Más allá de la polémica, el directivo quiere encuadrar el debate. “El aspecto coercitivo no es nuestro trabajo. » No les corresponde a sus animadores hacer de policía. Queda prevención. “Si me piden que ponga el cursor sobre los educadores de calle, lo haremos. Pero necesitaremos recursos”, advierte. Se celebraron varias reuniones en el ayuntamiento. “Trabajamos para intensificar nuestro juego de prevención especializada (adicciones, trata)”, afirma Elise Vouvet, teniente de alcalde responsable de la vida comunitaria. Sólo que el escenario estudiado prevé aplicar esta política “con un presupuesto constante, mediante el redespliegue de las fuerzas existentes”. El enfrentamiento está en marcha.