La movilidad eléctrica está alcanzando un hito decisivo. Una reducción histórica en los costos de las baterías bien podría marcar el comienzo de un cambio en la industria automotriz. De hecho, el descenso registrado desde 2017 ha acercado a los vehículos eléctricos (EV) a su principal objetivo: Lograr la paridad de costes con los vehículos térmicos. Una vez logrado este equilibrio, la elección de un vehículo eléctrico ya no se vería obstaculizada por consideraciones financieras, sino motivada por sus ventajas medioambientales y tecnológicas. Pero detrás de estos avances prometedores se esconden desafíos que no deben subestimarse.
La caída de los precios de las baterías: un punto de inflexión histórico
Desde 2017, el coste de las baterías, principal componente de los vehículos eléctricos, ha caído drásticamente. Esta disminución, estimada en más del 80% en unos pocos años, puede explicarse por varios factores combinados. La innovación tecnológica ha jugado un papel central, permitiendo optimizar los procesos de fabricación y aumentar la eficiencia energética de las células.
Además, el aumento de la producción en masa ha permitido reducir los costes unitarios. Con la apertura de gigafábricas por parte de grandes actores como Tesla, CATL y LG Chem, las economías de escala se han convertido en una poderosa palanca para reducir costos. El precio medio de las baterías, actualmente por debajo de los 150 dólares por kWh, se acerca al umbral crítico de los 100 dólares, considerado decisivo para la competitividad de los vehículos eléctricos.
Esta tendencia no sólo beneficia a los fabricantes. Los consumidores pueden esperar vehículos más asequibles, con mayores autonomías, lo que hace que los vehículos eléctricos sean atractivos para un público más amplio.
No es un Toyota Yaris, sino este coche urbano con un motor indestructible garantizado durante 10 años y que consume sólo 4,4 l/100 km.
Hacia la paridad: ¿Los vehículos eléctricos son accesibles para todos?
La paridad de costes entre los vehículos eléctricos y térmicos representa un verdadero santo grial para la industria. Este concepto designa el momento en que Los vehículos eléctricos serán tan económicos de comprar como los vehículos con motor térmicosin necesidad de subsidios gubernamentales para cerrar la brecha.
Según los expertos, esta etapa crucial podría alcanzarse ya en 2025, o incluso antes en ciertos mercados como Europa o China, donde las políticas de incentivos y las inversiones masivas en infraestructura de carga están acelerando la transición.
¿Cuáles son los beneficios para los consumidores? Además del costo inicial competitivo, los vehículos eléctricos ofrecen costos de energía y mantenimiento mucho más bajos que sus equivalentes térmicos. Además, los avances tecnológicos prometen una mayor autonomía, eliminando gradualmente la ansiedad ligada a una autonomía limitada.
Sin embargo, persisten algunos obstáculos, en particular el precio de materias primas como el litio y el cobalto. Si estos elementos se vuelven más escasos o aumentan significativamente su costo, el objetivo de paridad podría retrasarse.
Impactos para la industria automotriz y los consumidores
La caída de los precios de las baterías está cambiando las estrategias de los principales fabricantes de automóviles. Las marcas históricas, antes centradas en motores térmicos, ahora están invirtiendo masivamente en vehículos eléctricos (EV). Por ejemplo, gigantes como Volkswagen y General Motors están planeando líneas totalmente eléctricas para 2035, al tiempo que diversifican sus ofertas para atraer a consumidores con un presupuesto limitado.
Mazda acelera con lo eléctrico: la apuesta ganadora de su innovadora berlina
Esta reducción de costes también permite democratizar los vehículos eléctricos. Los modelos de vehículos eléctricos básicos, que alguna vez fueron raros, se están volviendo más accesiblesofreciendo un rendimiento competitivo a un costo asequible. Los consumidores ahora pueden considerar la compra de un vehículo eléctrico no solo por razones ecológicas, sino también por sus beneficios económicos, como costos de mantenimiento reducidos y un consumo de energía más eficiente.
Sin embargo, el impacto no se limita a los consumidores. La industria de las energías renovables también se beneficia, ya que el aumento de la demanda de vehículos eléctricos impulsa la innovación en la infraestructura de carga y la integración de redes inteligentes. Para los fabricantes de automóviles, reducir los costos de las baterías abre nuevas perspectivas de crecimiento en los mercados emergentes, donde los vehículos eléctricos se están convirtiendo en una opción viable en comparación con los modelos térmicos.