Gracias al telescopio James Webb de la NASA, los astrónomos, entre ellos Spadois Emmanuel Jehin, lograron detectar 138 pequeños asteroides entre Marte y Júpiter, en el cinturón de asteroides principal, a más de 250 millones de kilómetros de la Tierra. Estos son los asteroides más pequeños descubiertos en este lugar del Universo, de los cuales aquí tenéis la foto de familia. El más pequeño mide 10 metros, el más grande, el tamaño de un campo de fútbol.
“Sospechábamos que existían, pero por primera vez logramos observarlos”
“Esto es muy importante porque nos permite comprender el origen del cinturón de asteroides. Estos pequeños asteroides son en realidad fragmentos de asteroides más grandes entre ellos, explica Emmanuel Jehin, profesor de ciencias espaciales en la ULiège y director de investigación del FNRS. Sospechábamos que existían, pero por primera vez logramos observarlos”.
“Los asteroides estuvieron presentes antes que los planetas”
Este descubrimiento se realizó gracias a la extraordinaria sensibilidad infrarroja del telescopio de la NASA, ubicado más allá de la luna. Este descubrimiento se debe también a una gran colaboración internacional y a una formidable intuición: en las horas de imágenes encargadas a James Webb para estudiar la atmósfera del exoplaneta Trappist 1, tuvieron la idea de observar si había movimientos de asteroides. Y encontraron algunos. Mucho más de lo que pensaban.
Con esta investigación sobre asteroides la idea es remontarse a los orígenes del sistema solar.
“Los asteroides estaban presentes alrededor del sol antes de la formación de planetas, señala Emmanuel Jehin, responsable del proyecto TRAPPIST. Son ellos, por aglomeración, los que permitieron formar los 8 grandes planetas de nuestro sistema solar. Al estudiarlos, y eso es lo que estoy haciendo aquí con mi equipo en la Universidad de Lieja, nos remontamos a 4.500 millones de años, antes de la formación de los planetas”.
“Un asteroide de 10 metros puede acabar con una ciudad”
Los asteroides también se estudian atentamente en el marco de la defensa planetaria de la Tierra, a la que contribuye la Universidad de Lieja.
“Conocemos bien la historia de los dinosaurios que desaparecieron de la superficie de la Tierra, así como el 90% de la vida en la Tierra, hace 66 millones de años, debido a la caída de un asteroide muy grande desde más de 10 kilómetros de la Tierra. Las caídas de asteroides grandes son extremadamente raras. Las caídas de asteroides pequeños son mucho más frecuentes. Por primera vez podemos ver el origen de estos asteroides potencialmente peligrosos. para la Tierra y por tanto, podremos estudiarlos aún mejor, calcular mejor sus órbitas para saber si, realmente, son una amenaza para nuestro planeta.
Con su velocidad, un “pequeño” asteroide de 15 metros de diámetro, si logra atravesar la atmósfera, puede arrasar con una ciudad entera. Estos asteroides más pequeños podrían caer a la Tierra cada 30 o 40 años. A diferencia de los grandes asteroides donde no se reporta ningún peligro para el próximo siglo.