El indicador de inflación preferido por la Reserva Federal (Fed) estuvo en línea con los pronósticos, manteniendo vivas las expectativas de que las tasas de interés podrían caer más rápido de lo que esperaban los responsables de las políticas, señala el Wall Street Journal.
El índice de precios al consumo (IPC), que excluye los precios volátiles de la energía y los productos alimentarios, aumentó un 2,6% respecto al año pasado, una desaceleración respecto al ritmo del 2,8% registrado en abril.
La inflación subyacente del IPC aumentó un 0,1% durante el mes, en comparación con un aumento del 0,2% en abril. La cifra general de 12 meses fue del 2,6%, una desaceleración con respecto al ritmo del 2,7% registrado en abril, según datos oficiales.
Durante el mes, este índice se mantuvo estable luego de aumentar un 0,3% en abril, marcando la primera vez que los precios al consumidor no aumentan en seis meses.
“La tendencia general hacia la desinflación que estamos viendo no siempre se desarrollará sin problemas”, afirmó Kevin Flanagan, jefe de estrategia de bonos de WisdomTree, citado por el diario económico.
Los funcionarios de la Reserva Federal planean sólo un recorte este año. Han dicho repetidamente que los datos de inflación determinarán su próximo paso, y algunos incluso han dejado la puerta abierta a subir las tasas de interés.
Las predicciones de un ciclo de flexibilización más agresivo se basan principalmente en estimaciones de que la inflación podría caer a medida que la economía se vea afectada por los altos costos de endeudamiento.
Las cifras de inflación de junio se publicarán el 26 de julio, justo antes de la próxima reunión de fijación de tipos de la Reserva Federal, que se celebrará el 30 y 31 de julio.
En su última reunión, el banco central americano decidió mantener su rango de tipos entre el 5,25% y el 5,5%.
