Explosiones, ataques aéreos y disparos sacudieron el norte de Gaza el sábado, tercer día de una operación militar israelí que una vez más desarraigó a decenas de miles de palestinos.
Encarnizados combates enfrentaron el sábado al ejército israelí contra combatientes de Hamás en el norte de la Franja de Gaza, donde las condiciones de vida de los residentes son “desastrosas”, según la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa).
Las tropas israelíes lanzaron una ofensiva terrestre el 7 de mayo en la ciudad de Rafah (sur), entonces presentada por Israel como el último gran bastión de Hamás. Pero desde entonces los combates han recuperado intensidad en varias otras regiones, particularmente en el Norte.
Desde el jueves, el ejército israelí lleva a cabo una operación en Shujaiya, un barrio oriental de la ciudad de Gaza, donde, según afirma, hay “infraestructuras terroristas”.
El sábado afirmó que había eliminado “decenas” de combatientes en 48 horas, informando de “combates cuerpo a cuerpo con terroristas”. En un comunicado, añadió que había descubierto puestos de observación, armas, drones y una plataforma de lanzamiento de cohetes cerca de las escuelas, así como entradas de túneles.
Los brazos armados de Hamás y su aliado la Jihad Islámica indicaron por su parte que estaban combatiendo con las fuerzas israelíes en la zona.
La Defensa Civil palestina informó el viernes de “numerosas muertes” y de la huida de “decenas de miles de civiles”, tras un llamamiento del ejército para evacuar el barrio.
Luchando en el norte y el sur
Durante la noche del viernes y el sábado por la mañana, periodistas de la AFP escucharon explosiones, ataques aéreos y disparos provenientes de esta zona.
También en la ciudad de Gaza, la Defensa Civil informó que se habían sacado cuatro cadáveres y seis personas heridas de entre los escombros de un edificio alcanzado por un ataque israelí en el sector de Al-Sedra.
En el territorio palestino central, los residentes retiraron los escombros en el campo de refugiados de Maghazi después de un ataque nocturno contra una casa, que afectó a un centro médico.
Más al sur, según los médicos, cinco cadáveres fueron descubiertos tras un bombardeo de tiendas de campaña de desplazados en el sector de Al-Mawasi, cerca de Rafah.
El ejército continúa sus operaciones en esta última ciudad, fronteriza con Egipto, y dice que ha eliminado a “muchos terroristas” allí.
Testigos informaron de muertes y heridos entre los desplazados en el campo de Shakush, al oeste de Rafah, tras una nueva incursión del ejército israelí y tiroteos. Una fuente del centro médico Nasser en Khan Yunis dijo que había recibido cuatro cadáveres del oeste de Rafah.
El ataque de Hamás del 7 de octubre en Israel provocó la muerte de 1.195 personas, en su mayoría civiles, según un recuento de la AFP basado en datos oficiales israelíes.
32 hospitales dañados
Durante el ataque fueron secuestradas 251 personas, de las cuales 116 siguen detenidas en Gaza, de las cuales 42 murieron, según el ejército.
Israel ha prometido destruir a Hamás, en el poder en Gaza desde 2007, al que considera una organización terrorista, al igual que Estados Unidos y la Unión Europea.
Su ofensiva sobre la Franja de Gaza ha dejado hasta el momento 37.834 muertos, en su mayoría civiles, según datos del Ministerio de Salud de Gaza.
La guerra ha provocado una catástrofe humanitaria en el pequeño y asediado territorio palestino de 2,4 millones de habitantes, más de la mitad de los cuales han sido desplazados: falta agua y alimentos y el sistema sanitario está de rodillas.
Un total de 32 hospitales de los 36 de la Franja de Gaza han resultado dañados desde el 7 de octubre y, de ellos, 20 están ahora fuera de servicio, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Nada nuevo”
Un alto funcionario palestino de Hamas dijo el sábado en Beirut que las negociaciones para un acuerdo con Israel sobre un alto el fuego en la Franja de Gaza y la liberación de rehenes no han conducido a ningún progreso.
Un plan presentado a finales de mayo por el presidente estadounidense Joe Biden, propuesto según él por Israel, prevé un alto el fuego de seis semanas acompañado de una retirada israelí de las zonas densamente pobladas de Gaza, la liberación de algunos rehenes y prisioneros palestinos retenidos por Israel.
Según el sitio estadounidense Axios, la administración estadounidense presentó una “nueva versión” de un proyecto de acuerdo entre Israel y Hamás, que incluye enmiendas a “determinadas cláusulas (…) con el objetivo de salvar la brecha que los separa y llegar a un acuerdo”.
Osama Hamdane, un alto miembro del movimiento islamista palestino con sede en Beirut, dijo que su movimiento había recibido la última propuesta para un acuerdo de alto el fuego el 24 de junio, pero que no aportaba “nada nuevo”.
“Podemos decir que no hay nada nuevo en las negociaciones para detener la agresión israelí”, afirmó en rueda de prensa.
El plan presentado por Biden hasta ahora sigue siendo letra muerta, y los protagonistas se apegan a demandas intangibles.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quiere continuar la guerra hasta la derrota total de Hamás y la liberación de todos los rehenes.
Hamás exige un alto el fuego permanente y una retirada total de Israel de Gaza.
Con AFP
