El primer ministro Irakli Khobadidze aseguró que su Gobierno haría “los máximos esfuerzos” para integrar a este país caucásico en la Unión Europea, mientras que él mismo anunció la semana pasada que suspendería las ambiciones de adhesión, provocando estas protestas a gran escala. “No hay negociaciones” con la oposición, decidió. Durante una rueda de prensa, también planteó el espectro de injerencias externas, sosteniendo que las manifestaciones fueron financiadas “desde el exterior”. De todos modos, “no habrá revolución en Georgia”, advirtió.
Las negociaciones con la Unión se aplazan hasta 2028
El partido Sueño Georgiano, en el poder desde 2012 y acusado por sus opositores de una deriva autoritaria prorrusa, provocó el jueves una nueva ola de movilizaciones al aplazar cualquier negociación sobre la integración en la Unión Europea hasta 2028.
Sin embargo, este objetivo es tan valioso que está consagrado en la Constitución de esta ex república soviética. Este movimiento se produce mientras la autoridad del Sueño Georgiano es muy cuestionada por la oposición, que le acusa de haber “robado” las elecciones legislativas del 26 de octubre.
El sueño georgiano suele tomar como contraejemplo a Ucrania, invadida por tropas rusas durante casi tres años. Sus funcionarios acusan a Occidente de querer arrastrar a Georgia a una guerra con Moscú.
En esta lógica, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, trazó un paralelo entre la situación en Georgia y la revolución de Maidan en Ucrania en 2014.
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El presidente saluda a los manifestantes.
El lunes por la mañana, la presidenta pro occidental, Salomé Zourabichvili, rompiendo con el gobierno pero con poderes muy limitados, estimó que la movilización no se estaba debilitando. “Otra noche impresionante durante la cual los georgianos defendieron firmemente su Constitución y su elección europea”, escribió Salomé Zourabichvili en X.
El domingo por la noche, por cuarta noche consecutiva, decenas de miles de manifestantes se reunieron ondeando banderas europeas hasta tarde en Tbilisi y otras ciudades.
La situación se volvió tensa por la noche en los alrededores del parlamento. Los manifestantes arrojaron fuegos artificiales contra el edificio y contra la policía, que luego utilizó cañones de agua y gases lacrimógenos para dispersarlos.
Desde el inicio de las manifestaciones, varias decenas de personas (manifestantes, periodistas y policías) han resultado heridas, a veces de gravedad, según ambos bandos, aunque no se ha establecido claramente el número exacto. Los manifestantes acusan a la policía de violencia contra ellos. “Están enojados, nos golpean, nos rocían”, pero “no nos importa”, dijo a la AFP Lika, de 18 años, el domingo mientras la policía intentaba dispersar a la multitud.
En total, 224 personas han sido detenidas desde el jueves, indicó el Ministerio del Interior en un comunicado de prensa.
Sanciones de los países bálticos
Lituania, Letonia y Estonia anunciaron el lunes que habían sancionado a figuras georgianas responsables, según ellos, de haber violado los derechos humanos durante las manifestaciones. Un portavoz de la diplomacia alemana aseguró el lunes que la puerta de la Unión Europea seguía abierta para Georgia y pidió al Gobierno que apoye este camino.
El lunes comenzaron huelgas de solidaridad con los manifestantes en escuelas, instituciones públicas y empresas, según medios nacionales. Lacha Matiachvili, un profesor en huelga de 35 años visto en las manifestaciones del domingo, dijo que se trataba de “un acto simbólico de resistencia”.
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El trauma de la invasión rusa de 2008
Los georgianos marchan tanto a favor de la UE como contra la vecina Rusia, y multitudes corean regularmente consignas hostiles a Moscú.
El país situado a orillas del Mar Negro sigue traumatizado por la invasión rusa de 2008, durante una breve guerra. Moscú reconoció entonces la independencia de dos regiones separatistas georgianas fronterizas con su territorio, Abjasia y Osetia del Sur, donde Rusia aún mantiene presencia militar.
Georgia atraviesa una crisis política desde el anuncio de la victoria, posteriormente impugnada, del Sueño Georgiano en las elecciones de octubre. A pesar de las acusaciones de irregularidades, el gobierno descartó organizar una nueva votación. Los manifestantes georgianos recibieron el apoyo de Washington, Kiev y Bruselas, que denunciaron, en particular, el uso de la fuerza por parte de la policía.
Georgia obtuvo oficialmente el estatus de candidato a la membresía de la UE en diciembre de 2023, pero desde entonces Bruselas ha congelado el proceso, acusando al ejecutivo de un grave retroceso democrático.