¿Quién dijo que tienes que cerrar tus aplicaciones para conservar la batería de tu iPhone? Mucha gente piensa que debería hacerse, pero la realidad es bien distinta…
Uno de los conceptos erróneos más comunes sobre el iPhone es que es imperativo cerrar las aplicaciones una vez que ya no las estés usando. Los usuarios que siguen esta práctica argumentan que aumenta la duración de la batería y protege el chip del sobrecalentamiento.
En realidad, se trata más de una idea preconcebida que de un verdadero consejo útil. Cuando sales de una aplicación sin cerrarla, la dejas en segundo plano. Luego, iOS sabe que ya no lo necesita por ahora y lo pone en modo de suspensión hasta que necesite usarlo nuevamente.
Por otro lado, cuando cierras permanentemente la aplicación (deslizándola hacia arriba), iOS entiende que ya no la necesitas y la aplicación se cierra. Si ya no quieres usarlo durante el día, entonces no es gran cosa. Pero si se trata de una aplicación que utilizas con frecuencia, como una red social o Safari, entonces el iPhone dedicará recursos a reabrir esta aplicación cada vez.
Reabrir una aplicación significa requerir más recursos. Luego se solicitará al procesador que abra la aplicación y consumirá más energía para funcionar. La energía la proporciona la batería, que por tanto verá caer su autonomía.
Para evitar consumir demasiada batería, lo mejor es no cerrar tus aplicaciones. Si sales de Facebook o Safari, deja la app en segundo plano, no consumirá recursos y iOS la pondrá en suspensión para limitar sus requerimientos energéticos.
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