Pistola
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Inaugurado en noviembre, el gigantesco oleoducto que uniría el país del Sahel con el club de los Estados exportadores de crudo ya está paralizado debido a un enfrentamiento con las autoridades de Benin. Ilustración de las batallas clandestinas que marcan la explotación del petróleo nigerino desde hace quince años.
¿Está “maldito” el petróleo nigerino? Se trata de la teoría del “enfermedad holandesa”, acuñada en los años 1970 para explicar la paradoja de los efectos económicos nocivos de la explotación intensiva de los recursos naturales. Níger es un estado petrolero joven. Sus primeros litros de hidrocarburos fueron bombeados en 2011. Un recurso providencial para este país del Sahel, uno de los más pobres del mundo. Y una ganancia inesperada naturalmente codiciada por las elites políticas y económicas. El petróleo promete impulsar el PIB de Níger, sus ingresos fiscales y sus exportaciones. Se ha convertido en una cuestión central de poder, como lo ilustra el actual enfrentamiento entre las autoridades nigerinas y beninesas en torno al gigantesco oleoducto que cruza los dos países, inaugurado hace sólo unos meses. Último y espectacular sobresalto de una batalla clandestina por el oro negro que se prolonga desde hace quince años.
La era del petróleo en Níger comenzó en el ocaso de la presidencia de Mamadou Tandja, derrocado por un golpe de estado en 2010. Pero su explotación real comenzó bajo su sucesor, el presidente Mahamadou Issoufou. El petróleo brota del yacimiento de Agadem, en el desierto al este del país. Es una empresa pública china, la China National Petroleum Corporation (CNPC), la que está a cargo. Ella se registró
