En un discurso durante su visita a Tuba-Zangariyye, el presidente israelí Isaac Herzog expuso su visión de los desafíos diplomáticos y de seguridad del período de posguerra.
El presidente se centró primero en la situación en el norte del país, afirmando que seguirá de cerca los acontecimientos diplomáticos que seguirán al conflicto. Subrayó la necesidad de un acuerdo que garantice la seguridad total de los habitantes de la región norte, para que no vuelvan a vivir el “infierno” que padecen desde hace un año.
Esta solución diplomática debería, según Herzog, permitir varios avances importantes: el regreso de los reservistas a sus hogares, el establecimiento de una nueva postura militar en la frontera con capacidades reforzadas y, sobre todo, la obtención de una garantía diplomática que permita a Israel actuar libremente. para asegurar su defensa. El objetivo final es distanciar significativamente a Hezbollah de la frontera israelí.
El presidente también estableció un vínculo directo entre estos acontecimientos diplomáticos y la cuestión de los rehenes en Gaza. Con particular sensibilidad, habló del destino de los miembros de la comunidad beduina que aún se encuentran retenidos en los túneles de Gaza. Utilizando ambas expresiones “be’ezrat Hashem” e “Inshallah” (con la ayuda de Dios), expresó su esperanza de su rápido regreso, en un gesto simbólico de unidad nacional que trasciende a las comunidades.
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