El ejército ruso está ganando terreno a un ritmo cada vez más rápido en Ucrania, donde el conflicto se ha intensificado en las últimas semanas.
Progreso lento pero acelerado. El ejército ruso está avanzando inexorablemente hacia el este de Ucrania, y a un ritmo cada vez más rápido en las últimas semanas. Según el medio independiente ruso Agentsvo, citado por la agencia de noticias Reuters, Moscú “ha establecido nuevos récords semanales y mensuales” en cuanto a la parte del territorio ucraniano conquistado.
Durante la última semana, el ejército ruso capturó cerca de 235 km² en Ucrania, lo que constituye un récord semanal para el año 2024. En noviembre, las fuerzas rusas se apoderaron de 600 km², añade este medio basándose en datos del sitio ucraniano DeepState, que proporciona un mapa interactivo de la línea del frente.
“Las fuerzas rusas han avanzado recientemente a un ritmo significativamente más rápido que durante todo 2023”, confirma el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), un grupo de expertos estadounidense.
200 a 300 metros por día
Una fuente importante del Estado Mayor ucraniano, citada por la AFP, indicó el viernes pasado que las tropas rusas avanzaban a “200-300 metros por día” cerca de Kurakhové, una de las localidades ucranianas que pronto podría caer en manos de Moscú.
Cerca de Pokrovsk, importante centro logístico de las fuerzas ucranianas, la situación es más favorable y “prácticamente no ha cambiado en los últimos dos meses”, según esta fuente militar.
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Las fuerzas ucranianas, que carecen de reclutas y de equipamiento, tampoco tienen intención de retirarse de la región rusa de Kursk, más al norte, de la que aún controlan “unos 800 km²” desde su incursión en agosto, informó esta misma fuente.
Rusia controla actualmente el 18% del territorio ucraniano, incluida toda Crimea anexada en 2014, poco más del 80% del Donbass, que incluye las provincias de Lugansk y Donetsk, y más del 70% de las regiones de Zaporizhzhia y Jersón.
El conflicto se ha vuelto a intensificar en las últimas semanas, con la llegada de tropas norcoreanas en apoyo de las fuerzas rusas, la autorización de Washington para utilizar misiles de largo alcance en territorio ruso y el disparo de un misil intercontinental sobre la ciudad ucraniana de Dniéper.