Muchos pensaron que firmarían para un trabajo en seguridad o incluso defensa de Rusia. Según una investigación de Tiempos financieros publicado este fin de semana, Cientos de yemeníes se encuentran hoy en el frente de Ucrania. ¿Quiénes son? ¿Por qué Rusia los llama? 20 minutos hace balance por usted.
¿Por qué los yemeníes vienen a Ucrania?
Según la investigación de tiempos financieros, la mayoría de los yemeníes reclutados lo fueron por la fuerza o mediante engaños. Abdullah, entrevistado por el periódico, explicó que le habían prometido 2.000 dólares al mes, así como un bono de 10.000 dólares, para fabricar drones en Rusia. Pero cuando llegó a Rusia, un hombre lo amenazó con una pistola para que firmara el contrato de trabajo. “Para muchos, se trata de una auténtica trata de personas”, afirma Carole Grimaud, investigadora en Ciencias de la Información y la Comunicación de la Universidad de Aix-Marsella.
Algunos también se dejan “seducir por contratos fantásticos”, subraya el especialista en Rusia, mientras que en Yemen el salario medio es de 70 dólares al mes, según datos de 2018 del Banco Mundial. Lo cierto es que estos nuevos reclutas “a veces son obligados en el marco de un intercambio de buenas prácticas entre los hutíes y Rusia: ‘nosotros os proporcionamos equipos, misiles antibuque, pero necesitamos soldados'”, explica Michel Goya, ex coronel de las tropas de marina, historiador y estratega. Porque en Yemen, los rebeldes hutíes, una organización armada y política, han tomado el poder desde 2014.
¿Por qué buscar reclutas en Yemen?
El traslado de cientos de yemeníes al frente ucraniano dice mucho de la relación que Moscú mantiene con Yemen. “Rusia no podría traer mercenarios de países tan lejanos si no tuviera una relación de confianza al más alto nivel del Estado o de las fuerzas presentes”, asegura Carole Grimaud, quien añade que “los miembros de los servicios de inteligencia “exteriores rusos” estarían incluso físicamente presente en Sanaa, la capital del país.
“Esto demuestra que existe una alianza directa entre Moscú y los hutíes”, afirma Michel Goya. Y Moscú prestó servicios a los rebeldes hutíes que quizás hoy sean “recompensados” enviando a estos hombres, a veces contra su voluntad, al frente. A finales de octubre, el Diario de Wall Street reveló que Moscú había proporcionado datos al grupo militar para ayudarlo a atacar barcos occidentales en el Mar Rojo.
¿Son ellos los únicos extranjeros que luchan por Rusia?
Rusia no hace de su guerra un “mercado” sólo en Yemen. “Están dispuestos a recorrer todo el mundo, desde Siria hasta Cuba pasando por Nepal”, desliza Michel Goya. Recientemente, miles de tropas norcoreanas fueron enviadas para apoyar a Rusia en su invasión de Ucrania. Sin embargo, “Corea del Norte envió parte de su ejército regular. Los soldados se rigen por su mando, tienen su propia administración. Son verdaderos luchadores, no sólo carne de cañón”, analiza Carole Grimaud.
“Vladimir Putin quiere a toda costa tener un ejército de voluntarios y así evitar movilizar a los reclutas por la fuerza, porque eso probablemente sería muy impopular”, explica Michel Goya. Pero este imperativo permite a Moscú centrarse inteligentemente en sus intereses geopolíticos. Porque si, como afirma claramente Michel Goya, unos cientos de yemeníes tendrán “muy poco impacto en el campo de batalla”, su llegada es parte de “una reunión –o al menos un intento de reunión- de todos los Estados, grupos o milicias que han agravios contra Estados Unidos y Occidente”, preocupa Carole Grimaud, mientras que se sospecha que miembros de Hezbollah también participan en Ucrania. “Rusia ha abierto la puerta”, desliza. Y nadie sabe quién podría verse involucrado mañana.