Maxime Boulanger estuvo casi quince años en el equipo de Rafael Nadal en el circuito mundial de tenis (ATP). Encordó sus raquetas durante tres torneos importantes de la temporada. Unos días después de la despedida de una de las leyendas de este deporte, Picard retomó su andadura, muy ligado, al español.
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Durante casi quince años, Maxime Boulanger, originario de Chauny, en Aisne, fue el artífice de varias victorias de Rafael Nadal, leyenda del tenis. Picard encordó las raquetas del español en tres torneos del circuito ATP: el Masters 1000 de Montecarlo y Bercy, y luego el Masters de Londres.
La colaboración con el mallorquín comenzó durante el torneo de París de 2007. Dos años después de incorporarse al circuito en 2005, el año de la primera coronación del español en Roland-Garros. Luego ofició en el torneo de Grand Slam, pero con jugadores de menor ranking, por falta de experiencia. “Fue a partir de 2007/2008 que tuve la oportunidad de encadenar a los grandes jugadores.“. Se vio impulsado con el rey de la arcilla.
Cada temporada, Rafael Nadal contrataba los servicios de seis largueros. “Había confianza, no había ningún problema, por lo que no había motivo para cambiar.“, explica Maxime Boulanger.
Esta vocación, practicada profesionalmente por menos de diez franceses en el circuito más prestigioso, comenzó con su hermano. “Cuando era más joven, encordaba mis raquetas con una máquina manual. Y luego fue en mi club de tenis donde vi a los entrenadores encordar.“Más tarde, fue él quien se encontró detrás de la cámara, en las tiendas de deportes de Saint-Quentin, antes de llegar a la capital.
Antes de dar forma a las raquetas de Rafael Nadal, Maxime entró en el mundo de la pelota amarilla, golpeándola por primera vez, a los cinco años, en el club Chauny. Donde creció. Luego nunca más abandonó este universo. “Fui recogepelotas en Roland-Garros en 1995 y 1996, pero también en Bercy. También tuve la oportunidad de jugar con Nikolay Davydenko en Bercy (ganador del Masters 1.000 en 2006), en la pista central, como sparring. Entonces siempre he estado inmerso en ello.“
Siempre hubo saludos, simpatía, reconocimiento. Victoria o derrota.
Maxime BoulangerLarguero profesional en el circuito ATP
Cuando se le pide que profundice en sus recuerdos con Rafael Nadal, Maxime los cuenta y los revive detalladamente. “Estaba este lado (donde) somos un equipo. Siempre fue importante para Tony (el tío y entrenador del jugador) tener la misma persona porque había superstición. Siempre fue tranquilizador para el jugador y para el personal.“Así es como expresa naturalmente:”Gané nueve veces Montecarlo con Nadal“, de los once títulos obtenidos por el español.
Recuerda relaciones sencillas y respetuosas. “Fue alguien que vino y que él mismo dejó su raqueta. Siempre hubo saludos, simpatía, reconocimiento. Victoria o derrota, todavía agradecía a los acordonadores, al personal.“
El recuerdo que más me viene a la cabeza es “las raquetas de nieve express”. Los que tuvieron que encordar en pleno partido. “En Montecarlo tuvimos un ritual. Después de ocho partidos, envió una raqueta expresa. Y a partir de ese momento tuve la máquina que fue liberada. Estaba esperando que llegara la raqueta, por parte de los recogepelotas, para grabarla lo más rápido posible, para que él pudiera recuperarla.“De las seis o siete raquetas con las que jugaba durante el día siempre había”una o dos raquetas que prefería“.
“A veces la traje de vuelta a la cancha. Nuestros ojos se encontraron.“ Sin parar, pasa de una anécdota a otra, incluida la de la final del torneo de Montecarlo, que enfrentó al español con el francés Gaël Monfils en 2016. “Voy a llevar las raquetas al vestuario. Estamos solo nosotros dos. Hablamos durante dos minutos, lo animo. Siempre está ese guiño, esa sonrisa y el agradecimiento.“
En su relato, recuerda un día típico en este primer Masters 1000 sobre arcilla de la temporada. “Por la mañana vino a entrenar de 9 a 12 horas con tres sparring diferentes. Allí usamos tres o cuatro raquetas porque golpeaba tan fuerte que no esperaba a que se rompiera la cuerda.“Lo cambió tan pronto como bajó la presión arterial”.Terminó de entrenar al mediodía. Luego fue a la ducha. Me dio dos o tres raquetas para grabar para el partido. Cuando regresó al centro sobre las 15.00 horas, disputó su partido. Así que tuvimos seis o siete raquetas ese día. Calculé que en un torneo teníamos un poco más de 40 raquetas.” durante la semana. Todo mientras atacaba a otros jugadores al mismo tiempo.
Maxime especifica que “Rafa jugó con un calibre que era el más grueso“del circuito, es decir, la cuerda más gruesa.”Le dio tanto efecto a su pelota que no podía jugar con un calibre fino.“, como Roger Federer y Novak Djokovic. Para entender mejor, el español jugó con un cordaje de 1,35 milímetros de grosor, frente a los 1,25 milímetros de las otras dos leyendas.
Un Mont-Carlo número 20 en el visor
Hoy, Picard guarda mucho de “Buenos recuerdos, sobre todo cuando ves la ruta, la historia. Estos siguen siendo momentos especiales.“
Ahora, a los 43 años, trabaja en el Club de Tenis de París”,uno de los clubes más reconocidos de Francia“, subraya. Este club ha visto a los más grandes jugadores franceses, como algunos “ratoneros” de la última generación: Jo-Wilfried Tsonga y Gilles Simon. O Julien Beneteau, el actual capitán de la Copa Federación.
A finales de noviembre, la temporada ATP está en pausa. Se está preparando para el próximo. “Regresaré a Miami en marzo. Y luego haré mi vigésimo Montecarlo.“. Desde Nadal hasta otros jugadores emblemáticos, Maxime tiene múltiples anécdotas que compartir, suficientes para hacer soñar a muchos aficionados al tenis, jóvenes y mayores.