Entre la Rusia de Vladimir Putin, Ucrania y sus aliados occidentales, las tensiones están aumentando. ¿Deberíamos temer una conflagración en Ucrania en las próximas semanas?
Dos factores hacen que la situación actual sea particularmente volátil. En primer lugar, llevamos casi tres años de guerra y hay una especie de fatiga en ambos bandos. Por parte rusa, aunque la dinámica ha sido favorable desde la primavera, tampoco es decisiva. Ciertamente, los avances son cada vez más evidentes en el frente oriental, pero nada decisivo. Porque, si lo piensas bien, conseguir ganancias de 15 km2 cada día no es suficiente para lograr un avance significativo hacia una ocupación a gran escala de Ucrania. En este sentido, frente a los objetivos iniciales marcados por Vladimir Putin En 2022, estamos muy lejos de la meta y muy cerca de algún tipo de fracaso.
Del lado ucraniano, a pesar de la captura de un enclave en territorio ruso, seguimos en una posición frágil en el frente oriental. Kiev, además de un verdadero problema de renovación de personal, también sigue siendo demasiado dependiente de las armas occidentales y de su uso más eficaz contra el enemigo.
El cambio de inquilino en la Casa Blanca, otro factor de incertidumbre
la elección de Donald Trump a ESTADOS UNIDOS explica la sensación de tensión en ambas partes en los últimos días. Todos buscan consolidar, o incluso mejorar, sus posiciones para estar en la mejor o menos mala situación cuando Donald Trump regrese al poder.
De ahí la decisión de la administración Biden de autorizar disparos de largo alcance contra territorio ruso con misiles ATACMS y El controvertido suministro de minas antipersonal a Ucrania.
En respuesta, Moscú está ejerciendo la máxima presión sobre elUcrania con bombardeos en ciudades y el lanzamiento del misil Orechnikun misil balístico de alcance intermedio, capaz de transportar ojivas nucleares. El mensaje está destinado a los ucranianos, pero también a los occidentales. Este misil, con un alcance de 3.000 a 5.500 km, podría alcanzar el territorio de la costa oeste de Estados Unidos y casi toda Europa.
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Donald Trump no deja claras sus intenciones
Sin duda, se trata de una estrategia deliberada. Durante su campaña, explicó que resolvería el conflicto en Ucrania en un plazo de 24 horas y, si fuera posible, antes de su toma de posesión a finales de enero. Y desde entonces, ha habido un silencio radial sobre este tema.
En medio de la niebla trumpiana, rusos y ucranianos aumentan la presión. No obstante, todos buscan controlar el nivel de escalada. El hecho es que el período previo al 20 de enero promete ser peligroso.
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