Publicado el
21 de noviembre de 2024
Con motivo de su jornada “Fashion Reboot”, organizada en París el 21 de noviembre, el Instituto Francés de la Moda, como de costumbre, hizo un balance del año pasado en materia de ropa. También reveló sus proyecciones finales para 2024, y sus previsiones para 2025.
El año 2025 debería, en el mejor de los casos, estar marcado por un aumento del consumo del 2%, o una caída del 2% en el escenario más pesimista. El escenario medio espera un aumento del 0,2% durante el año. “El sector no logra volver a los niveles de 2019”, resume el director del Observatorio Económico IFM, Gildas Minvielle.
“La recuperación que comenzó con un +8,1% en 2021 fue inmediatamente frenada por la inflación a partir de 2022”, continúa el especialista, señalando que la aparente estabilidad actual de las cifras esconde un problema creciente en los informes de precios de los clientes.
Y estos precios, verdadero hilo conductor de este Fashion Reboot 2024, deberían aumentar de media el próximo año un 0,1%, según la encuesta de IFM entre un centenar de marcas y minoristas. En detalle, el 74% de los encuestados anuncia estabilidad para el próximo año y el 20% un aumento del 0 al 5%. Por el contrario, el 4% prevé una caída de los precios del 0 al 5%, mientras que el 2% prevé una caída del 5 al 10%.
Una estabilización bienvenida dado que, durante los nueve primeros meses de 2024, el sector textil y de la confección experimentó una contracción del 0,4% en su volumen de negocios en Francia: un aumento del 1,7% en las ventas en línea no compensó la caída del 1% que afectó a las redes físicas. La participación de Internet en las ventas de moda asciende actualmente al 23%, de los cuales el 6% se lo lleva el trío formado por Shein, Amazon y Temu.
La asistencia baja, los precios suben
En 2024, los minoristas descubrieron que, en promedio, el 40% de sus clientes mantuvieron el tamaño promedio de su canasta, mientras que el 36% lo aumentaron y el 24% lo redujeron. Una valoración positiva matizada por otro dato: el 58% declara una disminución de la asistencia, frente al 29% que evoca un aumento. El hecho es que la tasa de transformación está aumentando para el 40% de los encuestados, donde el 32% reporta una disminución y el 28% estabilidad.
En términos de volúmenes de ventas respecto a 2023, sólo el 12% reporta estabilidad. Por el lado del aumento, el 27% del panel habla de un aumento del 0 al 5%, el 8% de un aumento del 5 al 10% y el 6% de una aceleración superior al 10%. Por el contrario, el 21% reporta una caída del 0 al 5%, el 19% menciona una caída del 5 al 10% y el 8% una caída superior al 10%. Al final, esto da una caída del 48% frente a un aumento del 41%.
Según datos de IFM, los precios solo aumentaron de media un 1% en 2024, lo que corresponde a la cifra prevista hace un año en el mismo estudio. Excluyendo rebajas y promociones, el 45% de los minoristas indican que han aumentado sus precios. En detalle, el 43% reporta aumentos del 0 al 5%, y el 2% reporta aumentos del 5 al 10%. Por el contrario, el 16% de los encuestados bajó sus precios entre un 0 y un 10% y este año el 39% mantuvo los precios del año pasado.
Estas novedades se dan en un contexto de inflación, de la que el 68% de los consumidores encuestados señala que ha repercutido en su forma de consumir ropa. Nada menos que el 46% ha comprado menos ropa en los últimos doce meses. De los cuales un 27% también optó por piezas menos costosas de lo habitual, frente a un 19% que optó por precios iguales o superiores a los habituales.
“Si el aumento de precios se desacelera, del 6% en 2022 al 3% en 2023 y luego al 1% este año, eso no es lo que recuerdan los consumidores”, indica Gildas Minvielle. “Simplemente miran los precios, que generalmente consideran más altos que antes de Covid”.
Made in China y las cuestiones sociales
Además del impacto duradero de la inflación, la industria de la moda teme el de las tiendas chinas de bajo coste. En el ranking de los portales más citados para compras de moda, Shein es citada ya por el 19,9% de los encuestados, lo que la sitúa en tercera posición por detrás de Amazon (26,3%) y Decathlon (21,4%). Su compatriota Temu, médico de cabecera, pasó del puesto 21 al 17 en un año, siendo citado por el 6,6% del panel.
Preguntados sobre su relación con el Made in China, el 40% de los encuestados indicaron que lo consumen, aunque prefieren otros orígenes. Además, el 27% evita sistemáticamente la ropa fabricada en China, frente al 21% que no presta atención al origen. Además, el 10% de ellos compra Made in China, cuya “calidad parece comparable a la de otros países”, y el 2% incluso favorece este origen, considerado de mejor calidad que otras fuentes.
Se plantea entonces la cuestión de la percepción de las cuestiones medioambientales. Destacan dos elementos distintos, cada uno mencionado por el 40% de los consumidores: el uso de productos tóxicos para la piel y los bajos salarios y condiciones laborales de los trabajadores. También se mencionan la contaminación generada por la producción (33%), los materiales “generadores de sufrimiento” (28%), el no reciclaje de prendas fuera de uso (28%), la contaminación ligada al transporte (26%) y la falta de respeto. por diversidad por marcas (16%).
En cuanto a marcas y marcas, sólo el 8% de las empresas no ha tomado ninguna medida particular en materia de materiales en 2024. Por otro lado, el 65% ha incrementado el uso de materiales etiquetados como eco-responsables, el 58% ha utilizado materiales reciclados y el 58 % que han mejorado la trazabilidad de sus materiales. Además, el 35% recurre a materiales orgánicos y el 13% renuncia al cuero, la piel, el mohair o la angora.
La oportunidad desdibuja la noción de precio
En la encrucijada de las cuestiones de precio y uso sostenible de los productos, los productos de segunda mano representan actualmente el 12% del mercado francés de ropa, calzado y marroquinería. En el aspecto empresarial, nada menos que el 58% de las marcas y minoristas venden ellos mismos productos de segunda mano. Eso es un aumento de 10 puntos en un año. Además, el 25% de las empresas consultadas señala que tiene prevista una actividad de segunda mano.
En cuanto a los clientes, nada menos que el 32% de los consumidores prefieren sistemáticamente la segunda mano, considerando que los productos nuevos son “excesivamente” caros. “Después de la multiplicación de las promociones y de la moda rápida, la segunda mano participa en una confusión de los puntos de referencia en materia de precios”, señala el director del Observatorio.
Sólo el 13% no ha cambiado sus hábitos, creyendo que los productos nuevos y usados tienen precios comparables. Por otro lado, más personas señalan que la segunda mano ofrece acceso a productos de mejor calidad o marcas de lujo (27%), o mezclan compras nuevas o de segunda mano aunque la primera siga siendo más cara (28%).
La proporción de prendas de vestir, calzado y artículos de cuero en el gasto de los hogares cayó al 3,3% el año pasado, en comparación con el 3,7% dos años antes. Esta cifra aumentó al 6,4% en 1995. Esta disminución “es un fenómeno constante tanto en períodos de crisis como de crecimiento”, señala Gildas Minvielle. Este último señala que en treinta años el crecimiento medio del gasto en moda es del 0,2% anual en volumen y, sobre todo, del 0,3% anual en precios, frente al +1,4% del conjunto de bienes. “Por lo tanto, es falso decir que el gasto en ropa está disminuyendo: de hecho, es su participación relativa en el consumo la que se está reduciendo”.
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