El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, criticó duramente el jueves las órdenes de arresto emitidas por la Corte Penal Internacional (CPI) contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el exministro de Defensa, Yoav Gallant, y Mohammed Deif, jefe del brazo armado de Hamás. Estas órdenes, que acusan a los líderes de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, provocaron una reacción inmediata de Washington.
En un comunicado, Joe Biden calificó estas decisiones de “escandalosas” y rechazó firmemente cualquier igualdad entre Israel y Hamás. “Independientemente de lo que pueda implicar la CPI, no hay equivalencia, ninguna, entre Israel y Hamas”, dijo. Reiterando el apoyo de Estados Unidos a su aliado israelí, añadió: “Siempre apoyaremos a Israel frente a las amenazas a su seguridad. »
“Profunda preocupación”
Un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, por su parte, expresó su “profunda preocupación” por el “ansia del fiscal por solicitar órdenes de arresto” y denunció “errores preocupantes en el proceso que condujo a esta decisión”. Washington, que cuestiona la jurisdicción de la CPI en este caso, anunció consultas con sus socios, incluido Israel, para considerar los “próximos pasos”.
La clase política estadounidense, en particular los republicanos, reaccionó con indignación. El senador Lindsey Graham, cercano a Donald Trump, fustigó una institución “absurda” e “irresponsable” y pidió al Senado que actúe para sancionar a la CPI. Por su parte, Mike Waltz, futuro asesor de Seguridad Nacional de Donald Trump, prometió una “respuesta fuerte” al “sesgo antisemita” de la jurisdicción internacional tan pronto como el presidente electo preste juramento en enero.
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