Betelgeuse, una de las estrellas más brillantes y fácilmente reconocibles del cielo nocturno, puede que no sea lo que piensas.
Si bien la mayoría de los científicos sugieren que está a punto de explotar como supernova, un nuevo estudio revela una hipótesis intrigante: la presencia de una estrella compañera podría ser responsable de sus variaciones en brillo.
Crédito: Lucy Reading-Ikkanda/Fundación Simons
Esta estrella, apodada “Betelbuddy” por los investigadores, orbitaría alrededor de Betelgeuse barriendo el polvo estelar que la rodea. Esta interacción haría que la estrella pareciera más brillante en ocasiones, según Jared Goldberg, autor principal del estudio publicado en el sitio de preimpresión. arXiv. El consenso científico actual indica que las variaciones de brillo de Betelgeuse se deben a sus pulsaciones internas, una característica común de las estrellas al final de su vida. De hecho, Betelgeuse, una gigante roja, brilla y se atenúa cíclicamente. Sin embargo, parte de esta variabilidad podría deberse a un fenómeno externo.
Goldberg y su equipo, después de analizar varias causas potenciales, concluyeron que la única explicación posible sería la presencia de Betelbuddy, una estrella oculta que influye en el brillo de Betelgeuse liberando periódicamente polvo circundante.
La idea de un “largo período secundario” está en el centro de este estudio. Esta particular variación de brillo, más lenta que las pulsaciones normales de la estrella, podría deberse a la presencia de un objeto en órbita. Por lo tanto, Betelbuddy podría desempeñar un papel importante a la hora de influir en la cantidad de luz visible desde la Tierra de Betelgeuse.
Crédito: Lucy Reading-Ikkanda/Fundación Simons
Aunque Betelbuddy es hipotética, los investigadores creen que podría ser una estrella de tamaño similar a nuestro Sol. Otra hipótesis, más atrevida, sugiere que esta compañera sería una estrella de neutrones, el núcleo compacto de una estrella que ya explotó en una supernova. Sin embargo, para validar esta idea, se necesitaría evidencia de rayos X, y las observaciones actuales no muestran tal cosa.
Para confirmar esta presencia, el equipo planea observar Betelgeuse con la esperanza de detectar Betelbuddy, particularmente alrededor del 6 de diciembre, momento en el que podría volverse visible. Esta búsqueda de evidencia visual es crucial, porque hasta ahora la presencia de la estrella compañera sólo se ha basado en simulaciones y pistas indirectas.
Este proyecto es un ejemplo de ciencia colaborativa: combina expertos en modelización informática, observación de estrellas masivas y análisis de datos espacial. Según la astrofísica Meridith Joyce, sin esto combinación talento, tal búsqueda no habría sido posible.
El estudio de Betelgeuse nos recuerda que incluso las estrellas más estudiadas, como ella, todavía pueden sorprendernos. Para László Molnár, coautor del estudio, la idea misma de que una estrella del tamaño de Betelgeuse quizás esconda una compañera discreta es lo que hace que esta investigación sea tan apasionante.
Crédito: Lucy Reading-Ikkanda/Fundación Simons