Federaciones Judías de América del Norte enfrenta controversia interna
Un incidente ocurrido en una reunión reciente de las Federaciones Judías de América del Norte (JFNA) puso de relieve las tensiones internas sobre temas delicados relacionados con la política israelí y el futuro de los asentamientos en la región. Declaraciones de Karen Paikin Barall, vicepresidenta de relaciones gubernamentales, provocaron fuertes reacciones, revelando fracturas dentro de la organización ante el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
En una reunión en Washington una semana después de la reelección de Trump, Karen Paikin Barall habría expresado cierto entusiasmo por ver casas judías construidas en Gaza y Cisjordania. Según los asistentes, dijo: “Todos deberíamos esperar con ansias el día en que podamos comprar casas adosadas en Cisjordania y Gaza. » Estos comentarios, interpretados como un apoyo implícito a los objetivos de la extrema derecha israelí, sorprendieron a algunos miembros de la audiencia.
Estas declaraciones se hacen eco de ideas defendidas por figuras políticas israelíes como Itamar Ben-Gvir y Bezalel Smotrich, a favor del regreso de los asentamientos israelíes a la Franja de Gaza. Aunque el Primer Ministro Benjamín Netanyahu se ha opuesto públicamente a la idea, sigue siendo popular en algunos círculos conservadores, en particular entre los partidarios evangélicos estadounidenses de Trump.
Las reacciones de los participantes de la reunión fueron mixtas. Algunos se sintieron profundamente ofendidos, creyendo que estos comentarios se desviaban de los valores democráticos y pluralistas que asocian con el JFNA. Un gerente dijo: “Todos nos fuimos ofendidos. Pensé que esta organización defendía un Israel democrático. »
Otros, sin embargo, interpretaron las palabras de Barall como un torpe intento de aligerar el ambiente en un contexto político tenso. Un miembro del consejo comunitario explicó: “Estaba tratando de adoptar un tono optimista, pero las emociones aún estaban demasiado altas después de las elecciones. No creo que ella realmente quisiera defender esta posición. »
Ante la polémica, Eric Fingerhut, director general del JFNA, reaccionó rápidamente para disipar las preocupaciones. En un comunicado, enfatizó el compromiso de la organización con el no partidismo y su papel como representante de la mayoría de la comunidad judía estadounidense. “Nos tomamos muy en serio esta situación. La JFNA está orgullosa de ser una organización apolítica y continuaremos defendiendo nuestros valores fundamentales”, dijo.
También señaló que la organización, históricamente, evita interferir en los debates sobre la política interna israelí, favoreciendo iniciativas centradas en el desarrollo económico, la educación y la diversidad religiosa en Israel.
Este incidente refleja los desafíos que enfrenta la JFNA en un momento de divisiones políticas cada vez más profundas dentro de las comunidades judías estadounidenses. Con el regreso de Donald Trump y el nombramiento de figuras controvertidas como Mike Huckabee como embajador en Israel, algunos temen un giro hacia la derecha en la organización. Huckabee, un cristiano evangélico, apoya una visión bíblica de Israel que rechaza la solución de dos Estados, una posición muy impopular entre los judíos estadounidenses progresistas.
Iniciativas recientes, como el seminario de la Organización Sionista de América sobre Gaza, también muestran un aumento de los movimientos a favor de los asentamientos. Esta dinámica preocupa a los miembros del JFNA que desean mantener un enfoque moderado e inclusivo.
La controversia plantea preguntas más amplias sobre la capacidad de la JFNA para representar todas las voces judías en un clima político polarizado. Algunos miembros temen que la organización se convierta en un actor menos confiable en la defensa de los valores liberales, como la democracia israelí y una solución pacífica al conflicto palestino-israelí.
“Esta no se parece a la organización que yo conocía. Si se aleja de sus principios, ya no podremos contar con él para una estrategia nacional”, afirmó un funcionario preocupado.
La idea de reintroducir asentamientos judíos en Gaza parece ganar terreno en determinados círculos políticos y religiosos. Es parte de una visión más amplia de quienes abogan por mantener una presencia militar israelí duradera en el enclave costero. Para estos partidarios, la presencia de civiles israelíes en Gaza podría servir como justificación legítima para continuar con el despliegue militar, con el objetivo declarado de garantizar su seguridad.
También vale la pena señalar que antes de la retirada de Israel de Gaza en 2005, las condiciones de seguridad en las fronteras se consideraban mejores que las actuales. El desmantelamiento de los asentamientos y la retirada militar dieron paso a una escalada de tensiones, marcada por frecuentes enfrentamientos y una situación de seguridad inestable. Estos argumentos, combinados con el apoyo de figuras políticas influyentes, podrían ayudar a alimentar el debate sobre un posible regreso de los israelíes a la región.
Sin embargo, esta idea sigue siendo muy controvertida, divide profundamente a la opinión pública tanto en Israel como en el extranjero y plantea interrogantes sobre las implicaciones a largo plazo para la paz y la estabilidad en la región.
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