¡Aquí hay otra historia que sopla un viento helado entre la NASA y Roscosmos! Imagínese instalado silenciosamente en la Estación Espacial Internacional (ISS) y allí escuche un pequeño pschiiiiiiiit muy preocupante.
¿Nada serio?
No estoy tan seguro, porque esta pequeña fuga de aire es objeto de un verdadero enfrentamiento espacial entre Estados Unidos y Rusia.
Desde 2019, una fuga persistente en un túnel de transferencia del módulo ruso Zvezda juega un papel de aguafiestas. El flujo empeoró el pasado mes de abril, alcanzando los 1,7 kg de aire al día. Y como si esto no fuera suficientemente complicado, las dos agencias espaciales se miran como tontos cuando se trata de evaluar la gravedad de la situación. Por un lado, la NASA está levantando banderas rojas y hablando sobre el riesgo de falla catastrófica. Por otro lado, Roscosmos se encoge de hombros con ‘¡El problema de Bez, tovarich!’ (No hay problema, camarada)
La situación es tan tensa que incluso Thomas Pesquet, si regresara a la ISS, probablemente tendría que hacer de mediador: “Entonces chicos, ¿cerramos la ventana o no para los borradores? Y si pongo chicle en la fuga, ¿cuenta como solución franco-europea?“
Diferencias de opinión Son dignos de una comedia espacial.
- Astronauta estadounidense: “¿Has escuchado este nuevo silbido?“
- Cosmonauta ruso: “¿Qué silbido? ¡Es sólo el viento de la solidaridad!“
- La NASA : “¡Es un desastre garantizado si no hacemos nada!“
- Roscosmos: “Bueno, es sólo una pequeña fuga de nada en absoluto.“
- Astronauta estadounidense: “Amigos, cálmense, les sugiero que comamos estos deliciosos bolsitos de comida deshidratada…“
Para manejar esta situación kafkianolos equipos ahora deben seguir procedimientos dignos de una película de ciencia ficción. Mantienen el segmento de escape permanentemente cerrado, abriéndolo únicamente para descargar el carguero que atraca en el puerto cercano. La NASA, cautelosa como un gato escaldado, incluso comenzó a planificar los planes B, C y Z, añadiendo asientos adicionales en las cápsulas Crew Dragon de SpaceX, en caso de que fuera necesario evacuar urgentemente.
Los expertos estadounidenses señalan varios factores: estrés mecánico, exposición al entorno espacial y quizás incluso defectos de fabricación. Los rusos culpan a las vibraciones que fatigarían la estructura. Como si tu auto hiciera un ruido extraño y cada mecánico al que acudieras tuviera su propia teoría de conspiración.
Mientras esperan que lleguen a un acuerdo, los astronautas y cosmonautas continúan compartiendo espacio, haciendo malabarismos con los procedimientos de seguridad.
En resumen, esta situación pone de relieve un desafío más amplio: ¿cómo gestionar el envejecimiento de la ISS, que en teoría debería seguir funcionando hasta 2030?
Esta noche, cuando mires las estrellas, sabrás que en algún lugar del espacio, una pequeña pschiiiiit continúa burlándose de las agencias espaciales más grandes del mundo…
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