Kiev esperaba desesperadamente esta decisión desde hacía meses. Al autorizar a Ucrania a utilizar los misiles de largo alcance de que dispone para atacar objetivos en territorio ruso, Joe Biden realiza un cambio de rumbo importante, dos meses antes de su salida de la Casa Blanca.
Publicado el 18/11/2024 09:09
Actualizado el 18/11/2024 09:13
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La decisión aún no ha sido objeto de un anuncio oficial de la Casa Blanca el lunes 18 de noviembre, pero fue revelada por varios altos funcionarios estadounidenses. En vísperas del milésimo día desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, y dos meses antes de la toma de posesión de Donald Trump, Washington decidió autorizar al ejército ucraniano a utilizar sus misiles de largo alcance para atacar objetivos en territorio ruso.
Un importante giro estratégico, que Volodymyr Zelensky venía pidiendo desde hacía meses y que fue objeto de un desacuerdo central con Joe Biden. El presidente ucraniano se consideró impedido por Estados Unidos, que le suministró armas que no podía utilizar más allá del territorio de su país. La Casa Blanca, por su parte, avanzó el riesgo de una escalada del conflicto. Una línea roja que se hace añicos con este cambio de rumbo. Por lo tanto, Kiev estaría autorizada a atacar objetivos en territorio ruso, utilizando misiles de largo alcance tipo ATACMS, capaces de alcanzar objetivos a más de 300 kilómetros de distancia.
Para comprender la decisión estadounidense hay que observar los cambios de las últimas semanas. En primer lugar, la victoria de Donald Trump, un elemento evidente de este cambio estratégico. Donald Trump, quien, como recordatorio, prometió durante su campaña resolver la situación en Ucrania “en 24 horas“(sin explicar nunca cómo…) y cuyo hijo, Don Jr, se enojó contra una decisión que “privado [son] padre de la suerte para establecer la paz“.
El temor tanto de Joe Biden como de Volodymyr Zelensky es que Donald Trump imponga una solución negociada amenazando con cortar el grifo de la ayuda militar y financiera, lo que actualmente resultaría en pérdidas territoriales inaceptables para Kiev.
Con este cambio de rumbo, Joe Biden ofrece a Kiev la posibilidad de afrontar el inicio de la presidencia de Trump en una posición más favorable en caso de negociaciones, lo que afecta especialmente a la región rusa de Kursk. Una región ocupada por el ejército ucraniano desde principios de agosto, pero donde Rusia lidera una gran contraofensiva, apoyada por el apoyo de las tropas norcoreanas, con un contingente estimado en 10.000 soldados. Si bien constituyó una amenaza sin precedentes, la irrupción de Corea del Norte en la guerra arruinó los esfuerzos de Washington por evitar una extensión del conflicto.
Por último, Joe Biden está poniendo en cierto modo a Donald Trump contra la pared, al obligarle a mostrar su mano en la cuestión ucraniana. Porque el presidente electo no tendrá otra opción, al instalarse en la Oficina Oval, que prolongar el esfuerzo bélico o mostrar públicamente una forma de alineación con la posición de Moscú.