¿Quiénes son los buenos y malos estudiantes en la lucha contra el calentamiento global? ¿Dónde está la humanidad en este inmenso desafío? En plena COP 29 en Azerbaiyánse publica un estudio de referencia el miércoles 13 de noviembre. Se extrae una lección principal: emitimos cada vez más carbono. La humanidad emitirá unos 37.400 millones de toneladas de CO2 en 2024, según Proyecciones del Proyecto Global de Carbonoun consorcio de alrededor de un centenar de científicos de todo el mundo.
Las emisiones alcanzaron un nuevo máximo, un 0,8% más que en 2023 y aún no hay señales de un pico. Sin embargo, debemos lograrlo muy rápidamente, para esperar respetar el acuerdo de París y limitar de manera sostenible el calentamiento a 1,5 grados en comparación con la era preindustrial. Una débil esperanza, 2024 será sin duda el primer año por encima de este umbral. Las emisiones vinculadas al petróleo, el gas y el carbón están aumentando, impulsadas por China, India y la gran mayoría de los países del mundo.
Algunas señales alentadoras
El panorama no es alentador, pero hay algunos signos positivos. Las emisiones de China siguen aumentando, pero muy poco, y mucho menos que en 2023. Las energías renovables ganan terreno entre el primer contaminador del mundo, así como el número 2, Estados Unidos, que ha conseguido bajar su nivel de contaminación. La Unión Europea es uno de los países con mejores resultados del planeta, con una caída espectacular de las emisiones en 2023: menos 8%. Este año se espera una nueva caída de alrededor del 4%. En total, 22 países de todo el mundo han logrado revertir la tendencia, sin renunciar al crecimiento económico.
Francia en el camino correcto
En Francia, las emisiones han ido disminuyendo desde los años 1970 y la conversión a la energía nuclear, pero ahora debemos acelerar. El gobierno presentó sus ambiciones a principios de noviembre : muchos más coches eléctricos, renovación masiva de edificios, relanzamiento de la energía nuclear, fin del carbón… Pero el camino es alto para cumplir los objetivos de reducción de emisiones fijados por Bruselas, será necesario hacer casi el mismo esfuerzo de aquí a 2030 que cualquier cosa que se haya hecho en los últimos 30 años.
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