Hay momentos en que la vida se detiene.
Para Cole Caufield, ese momento llegó en agosto de 2024, cuando su ídolo, Johnny Gaudreau, falleció trágicamente.
No fue sólo la pérdida de un modelo a seguir, sino un shock que lo transformó profundamente.
Hoy en día, algo es diferente en Caufield.
No es sólo un jugador que marca goles; es un joven que ha madurado y que parece haber encontrado una nueva perspectiva, una nueva gravedad.
Entrevistado por Renaud Lavoie en TVA Sports, Caufield confesó hasta qué punto este acontecimiento cambió su vida.
“Los primeros días después sentí que no podía hacer nada”admitió.
Pero ese sentimiento de vacío se transformó rápidamente en un deseo de rendir homenaje.
Decidió lucir el número 13, el que ya lució en homenaje a Gaudreau en su juventud.
Esta elección es mucho más que un símbolo; es una declaración de lo que Johnny significó para él y el impacto que tuvo.
Pero más allá de este gesto, lo que llama la atención es el cambio en la personalidad de Caufield.
Quienes lo rodean lo sienten: Cole está más arraigado, más conectado con lo importante.
Es como si la fragilidad de la vida le hubiera dado una nueva claridad.
La actitud despreocupada del joven prodigio ha dado paso a una madurez que se puede ver no sólo en sus palabras, sino también en su forma de tocar.
Y no es casualidad que esté teniendo el mejor comienzo de temporada de su carrera. Con ya 12 goles en 17 partidos, se ha consolidado como uno de los mejores goleadores de la NHL.
Ya no es sólo un joven talento prometedor; Es un jugador decidido, que juega con una urgencia e intensidad que quizás antes no eran tan visibles.
Juega como alguien que sabe que cada momento cuenta.
Cuando Caufield habla de Gaudreau, no se trata sólo de hockey. Habla de un hombre, un modelo a seguir que le enseñó lo que significa vivir plenamente.
“Lo que Johnny representó en el hielo, pero también fuera de él, es lo que yo quiero encarnar a mi vez”confió.
Este deseo de representar a su ídolo no se limita a sus actuaciones.
Puedes sentirlo en la forma en que habla, en la forma en que se presenta. Cole Caufield no sólo se ha convertido en un jugador más completo; se convirtió en una persona más completa.
El número 13 que lleva en la espalda es un recordatorio constante, una promesa que se hizo a sí mismo.
El de representar a Gaudreau, pero también el de vivir y jugar cada día como si fuera el último.
Y hasta ahora, esa promesa está dando sus frutos. Caufield nunca ha estado mejor en el hielo, pero lo más importante es que nunca ha parecido más conectado con su rol, su equipo y consigo mismo.
La vida es frágil y Cole Caufield lo aprendió por las malas.
Pero supo transformar esta terrible experiencia en fortaleza.
Hoy encarna lo que Gaudreau representó para él: un jugador inspirador, pero sobre todo, una persona que sabe lo que realmente importa.
Amén