Los enfrentamientos estallaron en la curva norte del Stade de France, encima de los Irrésistibles, un grupo de seguidores de los Blues, durante el partido de la Liga de las Naciones entre Francia e Israel el jueves 14 de noviembre. Aproximadamente doce minutos después del inicio del partido, una cincuentena de personas provocaron un movimiento de multitud, como lo demuestran varios vídeos compartidos en la red social X, que requirió la intervención de las azafatas para restablecer la calma y formar un cordón de seguridad. Los CRS, ya muy movilizados, se mostraron dispuestos a intervenir si la situación degeneraba aún más.
Ante las tensiones y la posibilidad de excesos, las autoridades francesas han desplegado un sistema de seguridad excepcional. Un total de 4.000 policías y gendarmes están desplegados en los alrededores y en el estadio de Saint-Denis, así como en los transportes y en varias zonas de París.
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Un precedente en Ámsterdam
Emmanuel Macron pidió respeto y solidaridad durante el evento, afirmando que “ Francia seguirá intratable ante el antisemitismo, dondequiera que se manifieste “. Debido a las restricciones impuestas, sólo se permiten banderas francesas e israelíes en el estadio, están prohibidas las pancartas palestinas y cualquier mensaje de carácter político.
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Este clima de tensión se produce tras la violencia que se produjo una semana antes durante un partido entre el Maccabi Tel Aviv y el Ajax en Ámsterdam, donde los aficionados israelíes fueron atacados, causando entre 20 y 30 heridos. A pesar de los riesgos, las autoridades francesas se negaron a trasladar o cancelar el evento deportivo, a diferencia de Bélgica en septiembre. Israel, sin embargo, aconsejó a sus seguidores que no acudieran al Estadio de Francia, como medida de seguridad.