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Para acceder a sus asientos, tanto los aficionados como los periodistas tuvieron que pasar por varios puestos de control, donde las autoridades no escatimaron en cacheos, mientras que en los alrededores del estadio, dos autobuses de la delegación israelí tomaron una entrada a un aparcamiento acompañados por un (muy ) alta escolta compuesta por una cincuentena de vehículos policiales. Mientras que para la noche se requisó a 2.500 agentes de policía, hasta el momento no se ha registrado ningún incidente.