EL MUNDO QUE SE MUEVE. Apoyar a Israel y debilitar a Irán. En cuanto a Oriente Medio, Donald Trump debería continuar su primer mandato.
El conflicto en Medio Oriente es uno de los principales problemas que enfrenta Donald Trump en el exterior. El presidente electo ya ha nombrado a su enviado especial para la región. Steven Witkoff, magnate inmobiliario y también amigo y socio de golf del presidente electo desde hace mucho tiempo. Aún no sabemos exactamente cuál será su papel, él que no tiene experiencia diplomática, pero lo que sí sabemos es que en el punto de mira de Donald Trump está Teherán.
“Reforzar el dominio económico de Irán será su prioridad desde el primer día”, dice un ex miembro de su equipo. Para él, hay que limpiar el “lío” dejado por Joe Biden en Medio Oriente.
El republicano promete aplicar “máxima presión”. La fórmula ya estaba en uso durante su primer mandato, cuando decidió endurecer especialmente las sanciones. La estrategia de asfixia económica tenía como objetivo precipitar el colapso del régimen. Ocho años después, los mulás siguen en el poder.
Donald Trump dio un duro golpe en 2016 al desvincular a Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán firmado por Barack Obama. Una retirada que permitió a Teherán acelerar el enriquecimiento de su uranio.
Frente a un Irán más debilitado que nunca, la nueva administración podría ver la oportunidad de asestar un golpe decisivo. En Teherán, algunos funcionarios temen ahora que Washington permita que Israel ataque sus instalaciones nucleares.
El “mejor amigo” de Israel
Las autoridades israelíes están satisfechas con el regreso de Donald Trump. Benjamin Netanyahu fue uno de los primeros en felicitar a Donald Trump y calificó su victoria como “la mayor remontada de la historia”. Para el Primer Ministro israelí, es el “mejor amigo que Israel haya tenido jamás en la Casa Blanca”.
Durante su primera etapa en el poder, recordamos que el republicano había intensificado sus gestos a favor del Estado judío trasladando la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén y reconociendo la soberanía israelí sobre los Altos del Golán sirios.
Los dos hombres han hablado por teléfono tres veces desde las elecciones. Esto es lo que dijo Netanyahu al enviar a su asesor más cercano y Ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, a Florida esta semana para conversar con Donald Trump.
Según su entorno, Donald Trump quiere que la guerra en el Líbano termine antes de su toma de posesión el 20 de enero. Y obviamente las discusiones fueron fructíferas. El Washington Post indica que Israel consideraría acceder a esta solicitud como un “regalo”, según funcionarios israelíes.
“2025 será el año de la anexión”
Mientras tanto, un ministro israelí anuncia que “2025 será el año de la anexión de Cisjordania”. Comentarios fuertemente condenados por el jefe de la diplomacia europea, quien recuerda que una anexión sería completamente ilegal. El lobby de los colonos se ve impulsado por el regreso al poder de Donald Trump.
Para Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas y líder de un partido de extrema derecha, Israel está “ahora sólo a un paso de la soberanía en Judea y Samaria” (el nombre bíblico de Cisjordania). Y añade: “No tengo ninguna duda de que el presidente electo apoyará al Estado de Israel en este enfoque”.
En Cisjordania, en asentamientos que la ONU considera ilegales, viven 500.000 israelíes, entre 3 millones de palestinos.
Donald Trump aún no ha reaccionado. En 2020, presentó un plan que preveía la anexión de todas las colonias repartidas por el territorio. Propuesta aplaudida por los colonos aunque algunos no la encontraron lo suficientemente radical. El 47º presidente de Estados Unidos aún no ha dicho si tiene intención de reactivar el proyecto.