¿Deberíamos dejar de lamer la tapa del yogur?

¿Deberíamos dejar de lamer la tapa del yogur?
¿Deberíamos dejar de lamer la tapa del yogur?
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Fabricadas en plástico o aluminio, las tapas de nuestros yogures suelen estar lamidas. Pero su toxicidad potencial plantea dudas. RMC Conso entrevistó a varios especialistas.

Un hábito un tanto vergonzoso pero muy reconfortante. Lamer la tapa de tu yogur al abrirlo no es un gesto baladí. Según una encuesta realizada por nuestros compañeros de 20 Minutos Suiza, el 62% de los encuestados afirma no dejar nada de su yogur al lamer la tapa, mientras que sólo el 13% no lo hace.

Sea cual sea el lado que adoptemos respecto de este exceso de glotonería, o del deseo de no desperdiciar alimentos, surge la cuestión de su potencial toxicidad. Según 20 Minutos Suiza, la cubierta, ya sea de plástico o de aluminio, puede liberar micropartículas químicas que luego son ingeridas por el cuerpo.

Si varios toxicólogos y expertos coinciden en lo complicado de esta cuestión, todos coinciden en que “lamer la tapa” no representa un riesgo como tal, gracias a la forma en que se enmarca la producción de los envases y los materiales utilizados. Porque todos deben cumplir unas especificaciones en cuanto a contacto directo con los alimentos que protegen.

“Ya sea a nivel francés o europeo, las normas rigen la migración global y la migración específica: el fenómeno de poner una partícula en contacto con un producto alimenticio”, explica a RMC Conso Anne-Laure Bulliffon, experta en ecodiseño. .

A nivel europeo, es el Reglamento (UE) nº 10/2011 el que regula el fenómeno de la migración global o específica: cada límite se fija caso por caso en función de las sustancias. En el caso del yogur, ya sea que la tapa sea de plástico o de aluminio, los productores están obligados a respetar estas normas y cumplir estas especificaciones. “El riesgo debe estar dentro de un límite aceptable”, añade Anne-Laure Bulliffon.

No hay mucha necesidad

Según el toxicólogo Fabrizio Pariselli, “lamer la cubierta” de nuestros yogures presentaría sólo un modo de exposición bajo en comparación con lo que se puede encontrar en los alimentos.

“Como el alimento está en contacto con el envase durante mucho más tiempo que la lengua con este último, los contaminantes tienen más tiempo para migrar”, explica a nuestra redacción.

Sólo controlando las cantidades que han migrado a los alimentos podemos conocer la exposición total en función de la cantidad consumida regularmente. Hasta la fecha, no hay indicios de cómo se regulan estas migraciones de partículas hacia los envases de nuestros alimentos.

Por tanto, lamer su funda sería seguro, sea cual sea el material del que esté hecha. Pero como ocurre con todas las cosas buenas, no es necesario exagerar. Como señala Steffi Schluechter, nutricionista de la Sociedad Suiza de Nutrición, citada por nuestros colegas suizos, “la mayor parte del aluminio que absorbemos se elimina a través de los riñones”.

Por el momento, ningún estudio ha puesto de relieve los efectos potencialmente nocivos del aluminio en la población general a través de la dieta diaria. Sólo el trabajo en situaciones de alta exposición ha revelado efectos tóxicos a nivel pulmonar y nervioso, señala ANSES.

Exposición al aluminio y microplásticos

En cuanto al plástico, la exposición dietética media de los adultos varía, según la Agencia Europea de Alimentos, de 0,2 a 1,5 mg/kg de peso corporal por semana. En niños y jóvenes, las exposiciones más altas varían entre 0,7 y 2,3 mg/kg por peso corporal por semana. La dosis semanal tolerable especificada por la Agencia es de 1 mg/kg de peso corporal.

En términos generales, ya no es necesario demostrar la omnipresencia de los microplásticos en nuestro medio ambiente. También se sabe que ciertos recipientes, como las botellas de agua de plástico, contienen niveles elevados. Los trabajos de la ANSES han confirmado la presencia de estos plásticos en numerosos alimentos: agua potable, leche, bebidas cotidianas, sal de mesa, miel, mariscos y frutas y verduras, pero también en objetos como biberones, bolsitas de té y vasos desechables.

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