“Cualquier irritación que uno pueda sentir hacia otro contratista o un cliente, no entiendo cómo se puede tener la intención de desestimarlo empleando tales medios “, dijo el testigo, al que se le pidió que describiera su sentimiento cuando supo por los investigadores que él era el probable tercer blanco de represión en su lugar de trabajo.
La empresa del testigo opera en el mismo ámbito que City Façade, la empresa del principal acusado, Youssef Allali. Están especializados en la cerramiento exterior e impermeabilización de edificios. “Youssef Allali y yo no somos realmente competidores, porque él sólo trabaja con particulares mientras que yo sólo trabajo para grandes empresas. Sé quién es, pero no lo conozco”, afirmó.
Para el testigo, es imposible, por tanto, que el acusado hubiera querido agredirle -según la hipótesis de que fuera el objetivo- por razones de mayor competencia. Sin embargo, compartió dos pensamientos que podrían haber provocado animosidad entre su colega.
“Nos llamaron para proyectos realizados por City Façade y que contenían mucha mala calidad, pero nos negamos a intervenir. City Façade nos ofreció precios entre un 30 y un 40 por ciento más bajos que los nuestros. Nunca entendimos cómo podían hacerlo. La ecuación nos resultaba incomprensible. Queremos ser una empresa que ofrezca trabajo de calidad, y la calidad tiene un precio”, afirmó el empresario.
Como otros testigos que le precedieron, habló también de acuerdos financieros entre el administrador del edificio OP/Trevi y City Façade. Estos acuerdos habrían permitido a City Façade ganar las licitaciones cuando una copropiedad gestionada por OP/Trevi decidió renovar sus fachadas. “Al principio respondimos a las licitaciones del síndico de OP/Trevi, pero rápidamente dejamos de perder el tiempo. Fue desalentador ver que siempre era City Façade quien ganaba el contrato”, espetó.
Cinco hombres deben responder por el asesinato de Frank Goes, pero también por el intento de asesinato de un arquitecto. Dylan Duby, de 28 años, confesó ser el autor de los apuñalamientos que mataron al contratista y haber intentado agredir físicamente al arquitecto. Afirmó que no tenía intención de matar y que había sido contratado para “causar incapacidad laboral” a las dos víctimas.
Dylan Duby también afirmó que le habían señalado un tercer objetivo. Aún no sabía el nombre de la persona, sólo indicios de su identidad. Esto llevó a los investigadores a creer que se trataba del jefe de una empresa de Schaerbeek, especializada en el mismo ámbito que el del presunto patrocinador.
Ismaël Diallo, de 28 años, y Gradi Kato Irenge, de 29 años, están acusados de haber prestado una asistencia esencial al autor, en particular proporcionándole un coche y realizando actividades de exploración con él.
Yaser Abau, de 26 años, está acusado de haber actuado como intermediario entre el patrocinador y el autor. Confiesa, pero niega haberle pedido a Dylan Duby que atacara a la víctima con un arma como un cuchillo.
Por último, Youssef Allali, un empresario de 37 años de Etterbeek, está acusado de ser el patrocinador. Admitió haber ordenado a Yaser Abau “presionar” a Frank Goes, pero ni al arquitecto ni a uno de sus colegas empresarios, que habría sido el tercer objetivo. Niega que se haya tratado de agredir a la víctima.
Del expediente se desprende que existían determinados conflictos comerciales entre la sociedad de Youssef Allali y determinadas sociedades de Frank Goes, dedicadas a la gestión de inmuebles, a la construcción y a la venta o el alquiler de inmuebles.
Las audiencias de testigos continuarán y concluirán el jueves.