El gobierno planea cerrar varios sitios industriales en todo el país en los próximos meses.
Por parte de la CGT, Sophie Binet se muestra conmovida y pide a las autoridades que reaccionen, asegurando que Francia ya tiene “la industria más débil a nivel europeo”.
Aunque es difícil establecer una clasificación rigurosa en este ámbito, varios indicadores ilustran las debilidades francesas en este sector de actividad.
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Ante los miembros de la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional, el Ministro Delegado encargado de Industria mencionó los numerosos planes sociales en Francia y advirtió que podrían multiplicarse en los próximos meses.
Un contexto económico que requiere una respuesta contundente del gobierno, según la secretaria general de la CGT, Sophie Binet. Reclamar un “moratoria de despidos” en el micrófono de franceinfo (nueva ventana)denunció el dirigente sindical “un grave derramamiento de sangre industrial”. Y esto, aunque estemos “Ya es el país en el que la industria es más débil a nivel europeo”se lamenta.
Malos indicadores para la industria francesa
¿Es la situación de la industria francesa tan crítica como la descrita por el representante de la CGT? Si no existe una clasificación “oficial” que permita juzgar las industrias europeas, una serie de indicadores permiten realizar comparaciones y evaluar los puntos fuertes y débiles de cada una de ellas.
Entre ellos encontramos la balanza de comercio exterior, que también se llama balanza comercial. Esto implica comparar las cantidades de bienes importados con las de bienes exportados. Los países que presentan un saldo muy positivo son generalmente aquellos que cuentan con instrumentos de producción a gran escala, capaces no sólo de satisfacer las necesidades internas, sino también la demanda continental o internacional.
El mapa de arriba muestra que en este ámbito Francia muestra resultados lamentables. Su déficit comercial resulta ser el mayor de los 27, del orden de 62 mil millones de euros sólo para el año 2023 si se compara esta cantidad con el tamaño del país (un equilibrio así sería aún más problemático para un país). mucho menos poblada), contrasta radicalmente con la mostrada por Alemania. Nuestros vecinos, con un saldo positivo de casi 187.000 millones de euros el año pasado, se han consolidado como líder indiscutible en el Viejo Continente.
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Entre otros indicadores significativos, encontramos la proporción del empleo manufacturero de un país, en comparación con el empleo total. Un punto concreto sobre el que alertó la diputada del LFI Aurélie Trouvé (nueva ventana) esta semana, diciendo que “La proporción del empleo industrial nunca ha sido tan baja” en Francia, del orden de “11%”. Esta cifra es fiable y adquiere una dimensión adicional cuando analizamos la situación en el resto de Europa.
Este otro mapa muestra una diferenciación bastante clara entre Europa Occidental y los países situados más al este. Si Francia no es quien muestra la proporción de empleo en la industria manufacturera (nueva ventana) las más bajas –es más baja en los Países Bajos o incluso en Grecia– estamos bastante lejos de las cifras observadas en Italia, Polonia, Rumanía o Alemania. Allí, el empleo manufacturero representa más del 18% del empleo total.
La fragilidad también se mide a través del PIB
Si varios indicadores pueden ilustrar las debilidades francesas en este sector de actividad, cabe destacar un último: la participación de la industria manufacturera en el PIB de los diferentes países. En resumen: medir la contribución de la industria a la riqueza nacional. Datos recopilados por el Banco Mundial.
También en este caso Francia parece bastante pálida en comparación con sus vecinos, con su 9,72%. Noruega, el Reino Unido y Chipre muestran cifras más bajas, pero la gran mayoría de los estados miembros de la UE se acercan o superan el 12%, como se muestra en el mapa siguiente.
Alemania vuelve a ser un país líder en este ámbito, aunque la República Checa, Eslovaquia e Irlanda dependen aún más de su industria para contribuir a la riqueza nacional. Dublín puede contar especialmente con su producción de medicamentos, ya que se encuentra entre los mayores exportadores del mundo.
Aunque es difícil concluir que la industria francesa sería la “más débil” a escala europea, está claro que aparece claramente por detrás de la de otros países europeos, dentro o fuera de la UE. Una situación que podría empeorar si se concretan los cierres de fábricas y los despidos que teme el gobierno en los próximos meses.
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