La cumbre climática COP29 se inauguró en Bakú, Azerbaiyán, con una fuerte polarización en torno a cuestiones energéticas. En presencia de representantes de más de 190 países, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, apoyó el derecho de las naciones a utilizar sus recursos naturales, incluidos el petróleo y el gas, frente a las expectativas internacionales de reducir las emisiones de carbono. Según Aliev, estos recursos, calificados de “regalos de Dios”, siguen siendo esenciales para las economías de muchos países, especialmente en los contextos energéticos globales actuales.
El contexto de las negociaciones en la COP29
Para esta COP29, la ausencia de varios líderes de las principales economías mundiales, incluido Estados Unidos, marcó las discusiones. El reelegido presidente estadounidense, Donald Trump, no asistió, aunque su enviado, John Podesta, sí estuvo presente para representar los compromisos estadounidenses. Esto ha generado preocupaciones sobre la credibilidad de los compromisos de Estados Unidos, particularmente porque Trump retiró previamente al país del Acuerdo de París.
Por otro lado, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, destacó la importancia de un mayor apoyo financiero a los países en desarrollo. Estas naciones exigen un aumento significativo de la ayuda financiera anual, actualmente estimada en 116 mil millones de dólares por año, pero esta solicitud encuentra cierta resistencia por parte de los países occidentales, cuyo gasto público está disminuyendo.
Las ambiciones energéticas de Azerbaiyán
Azerbaiyán, país históricamente vinculado a la industria petrolera, busca diversificar su producción energética al tiempo que fortalece su posición en el mercado del gas natural. El presidente Aliev recordó que la Unión Europea había pedido a Azerbaiyán que aumentara sus exportaciones de gas en el contexto de la crisis energética de 2022. Esta solicitud, según él, demuestra que los recursos fósiles del país siguen siendo estratégicos para satisfacer las necesidades de los mercados energéticos.
A pesar de la presión internacional para una transición hacia las energías renovables, Bakú destaca la necesidad de que los países productores garanticen su propio desarrollo económico. Según Aliev, se debe fomentar sin distinción la explotación de todos los recursos, incluidos el eólico y el solar.
Una respuesta mixta de la comunidad internacional
En el escenario internacional, algunos países europeos, incluido el Reino Unido, han expresado su compromiso de perseguir objetivos climáticos a pesar de los desafíos actuales. El primer ministro británico, Keir Starmer, uno de los pocos líderes del G20 presentes, anunció nuevos objetivos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y destacó la importancia de demostrar liderazgo climático.
Sin embargo, la Unión Europea, cuya delegación está representada por figuras políticas como el húngaro Viktor Orban y el polaco Andrzej Duda, sigue dividida sobre la magnitud de los compromisos financieros que deben concederse a los países en desarrollo. Varios líderes importantes, como Emmanuel Macron y Olaf Scholz, optaron por no asistir a la conferencia, lo que aumentó las tensiones.
Una propuesta de financiación impugnada
El martes, el grupo G77+China, que representa a más de cien países en desarrollo, rechazó un primer borrador de un acuerdo financiero. Según Adonia Ayebare, negociadora ugandesa y presidenta del grupo, la oferta inicial era insuficiente para satisfacer las necesidades urgentes de los países del Sur, que se encuentran entre los más vulnerables a los efectos del cambio climático. Esta reacción refleja una creciente insatisfacción con el lento progreso financiero y los compromisos de los países desarrollados.
Los desafíos de la diplomacia climática en 2024
A medida que continúa la conferencia, Azerbaiyán espera que la COP29 sea una oportunidad para reafirmar la importancia de un enfoque inclusivo, que reconozca las necesidades específicas de cada país en la transición energética. Los debates prometen ser intensos, y los países en desarrollo están decididos a no abandonar la conferencia sin promesas tangibles de apoyo.
Con más de 52.000 participantes previstos en el estadio olímpico de Bakú, la COP29 promete ser una reunión clave para la diplomacia climática, aunque la ausencia de varios líderes de las grandes potencias podría limitar el impacto inmediato de las negociaciones.