India, una nación que experimenta un rápido crecimiento económico, está haciendo una apuesta ambiciosa para reducir su huella de carbono recurriendo al biogás. En el estado de Uttar Pradesh, se construyó una planta de biogás para convertir residuos agrícolas en biogás y fertilizantes, aprovechando el estiércol de vaca que abunda en la región. En India, donde se venera a las vacas, esta iniciativa es parte de una estrategia para promover los recursos locales y al mismo tiempo cumplir con los objetivos de sostenibilidad.
El Gobierno indio, en busca de soluciones energéticas sostenibles, lanzó en 2018 un programa destinado a construir 5.000 plantas de biogás de aquí a 2024. Sin embargo, el proyecto tropezó con dificultades, incluida la falta de interés inicial de los inversores, a pesar de las generosas subvenciones. En respuesta, las autoridades decidieron imponer un porcentaje mínimo de biogás en los combustibles de automoción y usos domésticos a partir de abril de 2025, una medida que ha estimulado el interés de los grandes grupos industriales.
Actores industriales movilizados
El compromiso de los grupos Adani y Reliance Industries marcó un punto de inflexión. Mukesh Ambani, director general de Reliance Industries, anunció la construcción de 55 plantas de biogás hasta 2026, destacando los beneficios económicos para los agricultores locales, que se convierten así en productores de energía. Por su parte, Adani Total Gas Ltd prevé una inversión de 200 millones de dólares en el sector durante los próximos cinco años.
Para los fabricantes indios, el biogás representa no sólo una oportunidad de diversificación, sino también una forma de responder a las crecientes preocupaciones medioambientales. Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), India y China están preparadas para convertirse en líderes del mercado mundial de bioenergía, y se espera que la demanda de biogás crezca un 88% para 2030.
Los retos de un sector emergente
A pesar de este entusiasmo, el biogás en la India sigue siendo un sector de nicho en el enorme mercado energético del país. Hoy en día, casi el 70% de la electricidad de la India proviene del carbón, y los esfuerzos por integrar más gas en la combinación energética apuntan a aumentar su participación del 6% al 15% para 2030. Sin embargo, gran parte de este gas se importará en forma de gas licuado. El gas natural (GNL), una fuente de energía aún lejos de ser “verde”.
Sin embargo, el potencial del biogás es real, particularmente en términos de impacto ambiental y desarrollo rural. Los desechos agrícolas, en lugar de quemarse, se pueden convertir en energía, reduciendo así la contaminación del aire provocada por las prácticas agrícolas tradicionales. Sin embargo, no faltan obstáculos, incluidos los altos costos de instalación y la complejidad del abastecimiento de materias primas.
Un modelo energético local a consolidar
En la región de Barsana, donde se encuentra la planta operada por Adani TotalEnergies, las inversiones para este sitio alcanzaron los 25 millones de dólares. La fábrica transforma toneladas de estiércol y paja en biogás y fertilizantes todos los días, contribuyendo a un medio ambiente más limpio y creando empleos locales. Pero para prosperar, el sector aún necesita superar desafíos estructurales, incluida la obtención de contratos de suministro a largo plazo con los productores agrícolas.
Aunque el coste del biogás sigue siendo elevado, 14 dólares por metro cúbico frente a los 6 del GNL, Nakul Kumar Sardana, vicepresidente de Adani TotalEnergies, cree que esta energía puede desempeñar un papel clave en la transición energética de la India. “Ya no desperdiciamos energía”, afirma, destacando los beneficios para el medio ambiente y las comunidades locales.