Por muy clara y unánime que sea, esta condena no impide que Donald Trump se presente como candidato a presidente de Estados Unidos. Podría ganar las elecciones del 5 de noviembre. Incluso podría gobernar desde una celda si se dicta en su contra una pena de prisión y no apela. En cuanto a la cuestión de si podría entonces autoamnistiarse, la dejaremos en manos de los abogados. Estas proyecciones sobre un futuro tan hipotético como distópico están, sin embargo, lejos de ser el elemento más sorprendente.
Con las primeras reacciones aparece una observación obvia.
Nada de esto parece conmover a las dos categorías principales del electorado estadounidense. Tras el veredicto, el campo demócrata, rezagado en las encuestas, no se volvió a movilizar. Para sus miembros, la culpabilidad de Donald Trump en este asunto, y en los otros tres que le esperan, está fuera de toda duda. En cuanto a los republicanos leales a Donald Trump, tampoco se mueven ni un ápice. Están convencidos de que su candidato es objeto de una caza de brujas orquestada por Joe Biden. Nada ha cambiado. Como si al final no hubiera pasado nada.
Un veredicto con impacto incierto sobre el destino de las elecciones
Todavía es un poco pronto para responder definitivamente a esta pregunta. En realidad, se trata de otro segmento de la población cuya reacción debemos estar atentos. Los independientes y los indecisos.
En los estados cruciales, esos famosos estados indecisos, una encuesta reciente del Wall Street Journal indica que una cuarta parte de los votantes todavía dudan. Generalmente son jóvenes, sin cualificación y no siguen de cerca las noticias. Es difícil predecir su reacción ante la noticia que acaba de aparecer en los titulares.
Muchos de ellos dicen estar frustrados por la oposición entre Trump y Biden. Es posible que simplemente no voten. Por tanto, la condena del magnate inmobiliario no beneficiaría al presidente saliente. Su verdadero enemigo es el sofá en el que algunos de estos indecisos ya han previsto sentarse el día de la votación. Sin embargo, estas elecciones corren el riesgo de ser decididas por unas pocas decenas de miles de votos en estos estados…
Otros plazos legales esperan a Donald Trump
Esta situación no tiene precedentes y aquí también debemos tener cuidado. A finales de junio, el Tribunal Supremo dictará una decisión de gran importancia. Debe pronunciarse sobre una solicitud realizada por Donald Trump en el marco de su juicio por el asalto al Capitolio.
Los abogados del expresidente afirman que su cliente no debería ser procesado porque todavía estaba en el cargo en ese momento. Por lo tanto, según ellos, debería gozar de inmunidad presidencial. En caso contrario, una de las sanciones incurridas es la inelegibilidad. Esto es lo que la Constitución de los Estados Unidos establece para cualquiera que participe en una insurrección o la incite. De todos modos, este juicio no terminará antes de las elecciones presidenciales.
Sin embargo, enfrenta al país con una cuestión esencial. Es el telón de fondo de todos estos procedimientos legales que se suceden. En una democracia sana, ¿la justicia debería poder, si no hacer inelegible, al menos obstaculizar a un candidato favorecido por una gran parte del pueblo? A unos 240 millones de estadounidenses se les pide que respondan esta pregunta. Se espera su veredicto el 5 de noviembre.
