¿Invierno anormal? Sí, ¡pero no en el sentido meteorológico que crees!

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El invierno de 2024-2025 está a la vuelta de la esquina y las expectativas en el frente meteorológico son más ambivalentes que nunca. En Italia, como en el resto de Europa, la atención se centra en lo que sucederá con el Vórtice Polar, un fenómeno atmosférico que domina la dinámica climática durante los meses más fríos del año.

Este año, la interacción con La Niña podría alterar el equilibrio, alterando los patrones climáticos habituales y dando lugar a un invierno muy inusual.

El Vórtice Polar es una gran zona de baja presión situada sobre el Polo Norte que actúa como una especie de contenedor de masas de aire frío.

En las últimas temporadas hemos sido testigos de un vórtice especialmente compacto y resistente, que ha bloqueado el flujo de corrientes frías hacia latitudes más bajas, incluida Italia.

Esto favoreció el predominio de las Altas Presiones en gran parte de Europa, determinando inviernos suaves y secos, con temperaturas muy por encima de las medias estacionales.

La falta de nieve y heladas ha sido especialmente evidente en las regiones montañosas, causando problemas no sólo al turismo de invierno sino también al suministro de agua.

La Niña y el posible debilitamiento del Vórtice Polar

Este año, sin embargo, hay esperanzas de que se revierta la tendencia.

La presencia de La Niña, que provoca el enfriamiento de las aguas del Pacífico ecuatorial, podría tener efectos importantes sobre el Vórtice Polar, volviéndolo menos estable y más susceptible a rupturas tempranas.

Un Vórtice menos compacto podría permitir la infiltración de masas de aire frío hacia el sur, afectando al centro y sur de Europa.

Diciembre ya podría deparar sorpresas, con posibles incursiones de frío que podrían llegar a Italia, llevando nevadas no sólo a los Alpes, sino también a los Apeninos y, en casos excepcionales, incluso a las zonas costeras del Tirreno.

Las ciudades de Roma y Nápoles, por ejemplo, podrían ver nieve, un evento raro que no ocurre con frecuencia.

El efecto de La Niña podría continuar influyendo también en los meses de enero y febrero, con un invierno que promete ser variable y dinámico.

Enero y febrero: meses fríos

El pronóstico para enero y febrero es incierto, pero muchos modelos meteorológicos sugieren que podríamos ver períodos alternos de frío intenso y olas de calor anormales.

Las temperaturas podrían variar considerablemente, pasando de episodios de congelación ártica a períodos caracterizados por altas presiones que traerían temperaturas más suaves.

El riesgo de una ola de frío procedente de Siberia, similar a la de Buran, es real. Si el vórtice polar se fragmentara, podría liberar masas de aire gélido que se extenderían por Europa del Este y llegarían a Italia con fuertes nevadas a bajas altitudes, particularmente en las regiones del Adriático y del sur.

No se pueden descartar nevadas importantes ni siquiera en Sicilia y Cerdeña, dos islas en las que en los últimos años apenas hay rastros de nieve.

A pesar de la posibilidad de brotes de frío, el invierno aún podría presentar períodos de Altas Presiones, durante los cuales las temperaturas se mantienen por encima de la media.

Esto podría provocar fuertes lluvias y vientos intensos, especialmente a lo largo de las costas del Tirreno y de las dos Islas Grandes.

Las perturbaciones del Atlántico podrían encontrar espacio durante estos intervalos más suaves, trayendo precipitaciones significativas.

Nieve en las costas no es tan imposible

Una de las características más sorprendentes del invierno 2024-2025 podría ser la posibilidad de nevadas en las costas.

Aunque la influencia del mar generalmente modera las temperaturas, un vórtice polar particularmente inestable podría empujar aire frío hacia las zonas costeras.

Imaginemos una ciudad como Civitavecchia o Livorno bajo la nieve: un escenario raro pero no imposible, sobre todo si el mes de febrero resulta especialmente duro.

Febrero suele ser el mes más frío del invierno y este año podría traer condiciones extremas, con tormentas de nieve en los Apeninos y fuertes nevadas en las zonas montañosas del Centro-Sur.

La alta presión podría aliviar temporalmente el frío, pero si se debilitara repentinamente, podríamos ver ráfagas de aire ártico capaces de traer escarcha a zonas inusualmente templadas.

El Alto de las Azores: un papel clave

Otro factor clave en la evolución del invierno será el comportamiento del Anticiclón de las Azores.

Tradicionalmente, este sistema de Alta Presión protege el sur de Europa de las incursiones del frío, pero su movimiento podría tener efectos importantes.

Si el Anticiclón estuviera ubicado sobre el Atlántico central, podría dejar espacio para perturbaciones frías provenientes del Ártico o incluso de Siberia.

Un anticiclón en posición anormal también podría favorecer la llegada de perturbaciones atlánticas, trayendo intensas lluvias y fuertes nevadas a las zonas montañosas.

En este escenario, regiones como Toscana, Emilia-Romaña y Las Marcas podrían verse afectadas por fuertes nevadas, mientras que el sur de Italia podría experimentar episodios de lluvias mezcladas con nieve.

El invierno 2024-2025 parece, por tanto, una temporada de contrastes, en la que las altas presiones, el vórtice polar y el anticiclón chocarán para determinar el destino meteorológico de Europa e Italia.

Los próximos meses nos mostrarán si este invierno será realmente memorable o si nuevamente nos encontraremos ante un año de condiciones climáticas suaves.

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