La esperanza se apagó en Villefontaine. El niño de ocho años arrojado desde el cuarto piso de un edificio de esta localidad de Isère murió el sábado. Ingresado en coma el 27 de octubre, poco después de la tragedia, en el hospital mujer-madre-niño de Bron, llevaba cuarenta y ocho horas “en estado de muerte cerebral”, según información del Dauphiné Liberé.
Mientras sus padres estaban de compras, el niño se cayó del balcón del apartamento familiar alrededor de las 9 de la mañana. Antes de que llegara la ayuda, el inquilino del apartamento de la planta baja donde yacía el niño le había prestado primeros auxilios.
Aún se espera la experiencia psiquiátrica
En el apartamento también estaban sus dos hermanas, de unos diez años, pero la policía rápidamente sospechó del hermano mayor, de 26 años. Por lo tanto, fue detenido y luego puesto bajo custodia policial, acusado de haber provocado la caída de su hermano.
Tras su arresto, el joven inmediatamente mostró un comportamiento violento al morder a un policía. Desde entonces “permanece hospitalizado en un pabellón psiquiátrico, en una sala de aislamiento, debido a los graves trastornos que padece”, relata el Dauphiné Liberé. Según información del diario, “aún no se ha podido realizar el peritaje psiquiátrico solicitado en el marco de una investigación que próximamente deberá ser reclasificada como homicidio de un menor de 15 años”.
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