Los aficionados israelíes fueron atacados violentamente en Ámsterdam después de un partido de la Europa League. Coches destrozados, persecuciones… Las autoridades
Fue una velada que se convirtió en una pesadilla para decenas de seguidores israelíes presentes en Ámsterdam. El miércoles por la noche, al margen del partido de la Europa League entre el Ajax de Ámsterdam y el Maccabi Tel-Aviv, ganado por el club holandés por 5-0, se produjeron incidentes de violencia poco habituales en el corazón de la capital de los Países Bajos. Según varios testimonios y vídeos difundidos en las redes sociales, grupos de jóvenes locales atacaron violentamente a aficionados de la selección israelí.
Persecución humana y vehículos vandalizados
Alrededor de la estación central de Ámsterdam se vieron escenas surrealistas a altas horas de la noche del miércoles al jueves. En vídeos que se han vuelto virales, podemos ver bandas de jóvenes persiguiendo a partidarios israelíes en las calles, gritando “¡Palestina libre!”. Un partidario fue arrojado a un canal, mientras que otro fue atropellado intencionalmente por un automóvil. Varios vehículos con matrícula israelí fueron destrozados y sus ventanillas rotas con bates de béisbol.
Se encuentran presentes un gran número de vehículos de la unidad móvil y también se han pedido refuerzos. Al parecer, también los jóvenes provocaron a la policía.
Promedio local AT5
Ante la magnitud de la violencia, la policía holandesa tuvo que intervenir masivamente para intentar restablecer la calma. Pero a pesar de una imponente fuerza policial desplegada, los enfrentamientos continuaron durante buena parte de la noche en el centro de la ciudad de Ámsterdam. Varias personas resultaron heridas y se reportaron importantes daños materiales.
Tensiones geopolíticas exportadas a los estadios
Si el fútbol es a menudo escenario de excesos entre aficionados, los incidentes de Ámsterdam parecen formar parte de un contexto muy específico. Más allá de la rivalidad deportiva, es el conflicto palestino-israelí el que se ha importado al corazón de la capital holandesa. Entre los atacantes de los aficionados israelíes se veían claramente consignas políticas y banderas palestinas.
Aunque todavía no se ha demostrado ningún vínculo, hace unos días la clasificación del Maccabi Tel-Aviv para la fase de grupos de la Europa League ya provocó una ola de comentarios hostiles en las redes sociales. Muchos denunciaron la presencia de un club israelí en una importante competición europea.
Estos incidentes son un triste recordatorio de que los estadios de fútbol a veces pueden servir como caja de resonancia de las tensiones geopolíticas que atraviesan nuestras sociedades. El deporte y la política chocan, dando lugar a excesos inaceptables como los observados en Ámsterdam.
Reacciones políticas en Israel
Las imágenes de violencia contra los partidarios de Israel han provocado emoción e ira en los niveles más altos del Estado judío. El primer ministro Yair Lapid reaccionó rápidamente, calificando los incidentes en Ámsterdam de “espantosos” y anunciando que se enviarían aviones para repatriar a los seguidores atacados.
El Primer Ministro considera el terrible incidente con la mayor seriedad.
Oficina del Primer Ministro israelí
Fuentes diplomáticas indican que en las próximas horas se podría enviar una protesta oficial al embajador holandés en Israel. Más allá de la investigación abierta por las autoridades holandesas, Tel Aviv exige que se aclare toda la luz sobre estos actos abominables y que sus autores sean severamente castigados.
Un imperativo de firmeza ante la violencia
Los incidentes de Amsterdam, por su naturaleza premeditada y particularmente brutal, plantean muchas preguntas. ¿Cómo podríamos llegar a este punto al margen de un simple partido de fútbol europeo? ¿Cómo es posible que en 2024 se produzcan escenas de linchamientos en la calle, motivadas únicamente por el odio a los demás?
Si bien es vital que se arroje toda la luz sobre estos acontecimientos, se requiere una respuesta firme de las autoridades políticas y deportivas. La violencia no tiene cabida en los estadios ni tampoco fuera de ellos. Quienes incitan y atacan en manadas, armados con consignas simplistas, deben ser identificados y castigados con la mayor severidad.
En cuanto a quienes participan en el mundo del deporte, directivos, jugadores, aficionados, también tienen una gran responsabilidad. La de no dejarse llevar nunca por el odio, las amalgamaciones fáciles y los impulsos bélicos. El fútbol debe seguir siendo un terreno de juego y un juego limpio, no un campo de batalla donde se expresan los peores instintos del ser humano. Con esta condición, el “deporte más bello” podrá seguir uniendo y sorprendiendo a la gente. A pesar de los incidentes en Amsterdam, esperemos que este mensaje sea escuchado.