lEl otoño es amable con Vladimir Putin. De manera lenta pero segura, las fuerzas armadas rusas están avanzando en el Donbass y la región de Kursk. La cumbre BRICS+, organizada en Kazán [en Russie, du 22 au 24 octobre], demostró que su país estaba lejos del aislamiento internacional: incluso el Secretario General de la ONU estaba a bordo. Y, en Georgia, las elecciones legislativas del 26 de octubre las ganó el partido prorruso Sueño Georgiano. Ciertamente, en Moldavia fue la proeuropea Maïa Sandu la reelegida presidenta, pero el sí en el referéndum sobre la pertenencia a la Unión Europea ganó por estrecho margen y las elecciones parlamentarias de 2025 podrían complicarlo.
En este panorama prometedor faltaba una clave: la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses. Ya está hecho. En 2016, los rusos no pudieron contener su alegría por la elección de un hombre cuya carrera siguen de cerca desde hace muchos años: los diputados de la Duma descorcharon champán mientras la presidenta de la televisión pública RT, Margarita Simonian, anunciaba que quería conducir por Moscú con la bandera estadounidense colgando de la ventanilla de su coche.
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Esta vez el ambiente parece diferente. En su declaración oficial, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso afirma que no “alimentarse de ilusiones” sobre el nuevo presidente y la nueva composición del Congreso, porque los sentimientos antirrusos y el deseo de contener a Rusia son ampliamente compartidos por ambos campos políticos estadounidenses. Vladimir Putin esperó hasta la tarde del jueves 7 de noviembre para felicitar a Donald Trump. Previamente, su portavoz, Dmitri Peskov, recordó que Estados Unidos encabezaba la lista de países “países hostiles” y participó “directa e indirectamente” a la guerra contra Rusia.
Frente ucraniano en dificultades
¿Postura hipócrita para no comprometer a quien pasó su primer mandato justificándose con sus conexiones rusas? ¿O la decepción con Trump I, que no levantó las sanciones contra Rusia y autorizó, en 2017, la entrega a Ucrania de armas letales que su predecesor Barack Obama rechazó por prudencia?
El primer tema candente en el que veremos interactuar a Trump y Putin será el de la guerra en Ucrania, cuyo apoyo fue el tema más divisivo entre los candidatos demócratas y republicanos durante la campaña. Trump ha repetido tantas veces que pondrá fin a la guerra en veinticuatro horas que tendrá que hacerlo ahora para demostrar que está a la altura del desafío, a diferencia de la administración anterior.
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