Venezuela y Rusia están fortaleciendo sus vínculos con nuevos e importantes acuerdos militares y energéticos. Una alianza que está sacudiendo el escenario geopolítico global. Eche un vistazo exclusivo detrás de escena de este acercamiento estratégico entre Caracas y Moscú…
En un fuerte gesto simbólico, Venezuela y Rusia firmaron este jueves en Caracas una serie de importantes acuerdos militares y energéticos. Estos nuevos acuerdos tienen como objetivo profundizar la ya estrecha cooperación entre estos dos aliados de larga data, en áreas tan estratégicas como la inteligencia, el contraespionaje y la industria petrolera.
Apoyo militar reforzado
Durante la ceremonia de firma, el Viceprimer Ministro ruso, Dimitry Chernishenko, enfatizó el compromiso inquebrantable de Moscú de satisfacer “plenamente” las necesidades de las fuerzas armadas venezolanas. Rusia se ha comprometido así a proporcionar a su aliado latinoamericano “armas y equipos militares más sofisticados”, según una fuente cercana al asunto.
Entre los documentos rubricados, llamó especialmente la atención de los observadores un acuerdo de cooperación sobre “el uso de drones” y “cuestiones de inteligencia y contraespionaje”. Esta iniciativa demuestra el deseo de los dos países de fortalecer su colaboración en áreas altamente sensibles y estratégicas.
Una asociación de energía profunda
Pero la defensa no es el único sector afectado por este acercamiento ruso-venezolano. La energía también ocupa un lugar destacado en las discusiones entre Caracas y Moscú. Se han firmado así varios acuerdos relativos a la “formación y asesoramiento técnico” en el sector petrolero. Rusia también se comprometió a proporcionar a Venezuela “servicios petroleros y tecnología para la recuperación de petróleo crudo extrapesado”, un recurso abundante pero difícil de explotar que abunda en el subsuelo de Venezuela.
Esta cooperación energética es de crucial importancia para Venezuela, cuya alguna vez floreciente industria petrolera ahora está luchando por salir de la crisis. A pesar de contar con algunas de las mayores reservas del mundo, la producción del país lleva años en caída libre, lastrada por la falta de inversión, la corrupción y las sanciones estadounidenses. La experiencia y el apoyo rusos podrían permitir a Caracas cambiar las cosas y reconectarse con su glorioso pasado como la “Arabia Saudita” de América Latina.
Una alianza fuerte frente a la presión occidental
Más allá de su dimensión técnica, estos acuerdos reflejan la solidez de los vínculos que unen a Venezuela y Rusia en el escenario internacional. Ante la presión occidental, los dos países encontraron en el otro un apoyo valioso y un socio confiable. Moscú fue uno de los pocos que reconoció la controvertida reelección de Nicolás Maduro en julio pasado, mientras que Caracas apoyó a Vladimir Putin durante la invasión de Ucrania.
Rusia ha sido uno de los principales socios de Venezuela desde el endurecimiento de las sanciones estadounidenses y el embargo petrolero en 2019 destinado a expulsar a Maduro del poder.
– Fuente cercana al archivo.
Esta convergencia de puntos de vista e intereses entre los dos países no es nueva. Desde que Hugo Chávez llegó al poder en 1999, las relaciones entre Caracas y Moscú han seguido fortaleciéndose. En 2004 se creó una comisión de alto nivel que desde entonces ha llevado a la firma de más de 400 acuerdos en áreas tan variadas como defensa, energía, agricultura e incluso salud.
Una apuesta arriesgada pero necesaria para Caracas
Para Venezuela, debilitada por una crisis económica y política sin precedentes, este acercamiento a Rusia constituye una apuesta tan arriesgada como necesaria. Arriesgado, porque expone a Caracas a nuevas sanciones por parte de Washington, que ve muy mal esta alianza entre sus dos enemigos jurados. Pero necesario, porque el apoyo de Moscú es esencial para permitir que el régimen de Nicolás Maduro permanezca en el poder y enfrente los múltiples desafíos que enfrenta, ya sean de seguridad, energéticos o económicos.
Al involucrarse un poco más en los brazos de Rusia, Venezuela espera encontrar un segundo aire y darse los medios para lograr sus ambiciones. Queda por ver si esta estrategia dará frutos, en un contexto internacional particularmente tenso y volátil. Una cosa es segura: estos nuevos acuerdos entre Caracas y Moscú corren el riesgo de no dejar indiferentes a las cancillerías occidentales y bien podrían reorganizar las cartas del juego geopolítico global.