Ya no está en el gobierno y no desempeña directamente su papel, Bruno Le Maire. Volvió a ser profesor. Después de la literatura de su juventud, la economía en Suiza, en Lausana. Pero tampoco retirado de la política, siempre con un pie en el Renacimiento, recorre el país para presentar legiones de honor aquí y allá.
De ahí la importancia de cuidar su imagen, su reputación, su balance, si volviera a desempeñar un papel protagonista en 2027 (o antes).
Exactamente, ¿cuál fue su defensa?
Retorcer la idea de que Bercy no habría dicho todo cuando las cosas iban mal… El abandono, explica el ex ministro, fue “repentino e impredecible”. Los modelos han funcionado mal, bajo el efecto de la inflación post-Covid.
Bruno Le Maire habla de un “grave error técnico”: ¡un fracaso de 41 mil millones de euros respecto a las previsiones de ingresos!
Pero a partir de febrero: acción. Con la cancelación de 10 mil millones de euros de crédito. Luego, este intenso lobby para modificar la ley de finanzas y permitiría ahorrar otros 15 mil millones. Idea rechazada en Matignon y en el Elíseo.
¿La defensa de Bruno Le Maire es también el ataque?
En junio y julio, Bruno Le Maire recordó que tenía un plan llave en mano para contener el déficit sin aumentar los impuestos. Jugando con dos impuestos, rentas energéticas y recompras de acciones. Sigamos su mirada: si hubiera querido, Michel Barnier podría haber registrado un déficit del 5,5% y no del 6,1% para este año.
¿La reacción de Matignon?
Enojado… ¡Volver al remitente! Los allegados al Primer Ministro recuerdan que el Gobierno fue nombrado el 21 de septiembre: un plazo récord para hacer frente a la emergencia presupuestaria. Es imposible introducir una ley de finanzas modificada en tan poco tiempo. Creer esto sería “desinformación”.
¡Estamos lejos del apaciguamiento!
Lo que hace que este ejercicio de transparencia sea muy delicado es que, por un lado, está Bruno Le Maire quien, a lo largo de sus siete años de ministerio en Bercy, quiere salvar lo que queda del macronismo: el patrimonio económico, el empleo, la política de suministro. Y por el otro, las oposiciones que buscan el resquicio para enterrar definitivamente al macronismo.
Problema: ¡el gobierno de Barnier es la fusión de la derecha y los supervivientes del macronismo! De ahí los chispazos cotidianos en la Asamblea, en la “base común”… Donde el deseo de ajustar cuentas, literal y figuradamente, a menudo prevalece sobre la necesidad de votar juntos.
¿Y esto es sólo el comienzo del malestar?
Sí, ya que en realidad tendrás 3 informes.
La misión flash del Senado, que continúa mañana con la audiencia de Gabriel Attal. La comisión de investigación de diputados, que aún no ha iniciado sus trabajos. Y el Tribunal de Cuentas, al que este desliz ha sorprendido, internamente. Informe esperado dentro de 6 a 7 meses.
Ya con recomendaciones: si Bercy ha fracasado en sus previsiones, ¿por qué no transferir esta competencia a una organización independiente?
Entonces, para responder a su pregunta: Bruno Le Maire apenas comienza su gira de audiciones, continuará recalcando “su” verdad. Pero es un camino de cruz, por lo conveniente que resulta, en la opinión pública, echar la culpa del déficit a los predecesores.
Queda un error en Bruno Le Maire: si el deterioro de las cuentas fue tan grave en primavera, si era absolutamente necesaria una ley de finanzas correctiva, una ley que el ex ministro pidió, en vano, a Gabriel Attal y Emmanuel Macron… ¿Por qué no renunció?