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Un incidente diplomático estalló entre Francia e Israel tras el arresto de dos gendarmes franceses por parte de la policía israelí en una propiedad francesa en Jerusalén, una iglesia ubicada en la Ciudad Vieja. Este hecho provocó una fuerte reacción de Francia, que considera esta intervención un ataque a su soberanía. Este incidente se produce en un contexto histórico de tensiones entre ambos países.
Las relaciones entre el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, han vivido una serie de tensiones en las últimas semanas, marcadas por diferencias en cuestiones diplomáticas y militares.
Durante una conferencia internacional sobre el Líbano organizada el 24 de octubre de 2024 en el Elíseo, el presidente francés Emmanuel Macron declaró: “No estoy seguro de que defendamos una civilización sembrando nosotros mismos la barbarie. » Esta observación se produjo tras las declaraciones del Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que había justificado las acciones militares israelíes calificándolas de “guerra de la civilización contra la barbarie”. Las declaraciones de Macron provocaron reacciones críticas, en particular del Consejo Representativo de las Instituciones Judías de Francia (CRIF), que las consideró “escandalosas” e “inaceptables”.
Llamado a detener las entregas de armas a Israel
A principios de octubre de 2024, Emmanuel Macron pidió el fin de los envíos de armas a Israel utilizadas en el conflicto de Gaza, provocando una reacción virulenta de Benjamín Netanyahu, que calificó estas declaraciones de “vergonzosas”. Esta divergencia se produce en un contexto de desacuerdos sobre la gestión del conflicto palestino-israelí y las acciones militares de Israel en el Líbano y Gaza.
Se prohíbe a las empresas israelíes participar en la exposición Euronaval
Posteriormente, Francia prohibió la participación de empresas israelíes en la exposición naval Euronaval de París, una decisión percibida por Israel como hostil y discriminatoria. Esta medida fue duramente criticada por el gobierno israelí, que la calificó de “vergüenza” para Francia.
Tensos intercambios sobre la creación del Estado de Israel
Las tensiones aumentaron cuando los comentarios atribuidos a Emmanuel Macron sugirieron que “el señor Netanyahu no debe olvidar que su país fue creado por una decisión de la ONU”. En respuesta, Benjamín Netanyahu afirmó que la creación de Israel fue el resultado de la “guerra de independencia” de 1948, no una decisión de la ONU.
Reacciones dentro de la comunidad judía de Francia
El Consejo Representativo de las Instituciones Judías de Francia (CRIF) expresó su indignación tras las declaraciones atribuidas a Emmanuel Macron sobre la fundación del Estado de Israel, considerándolas inapropiadas.
Estos incidentes reflejan un deterioro de las relaciones diplomáticas entre Francia e Israel, exacerbado por diferencias sobre enfoques políticos y militares en Medio Oriente.
Francia posee varias propiedades religiosas y culturales en Jerusalén, incluidas iglesias e instituciones educativas. Estas propiedades están protegidas por un estatuto especial y Francia considera que su administración cae dentro de su soberanía, en virtud de acuerdos internacionales de larga data. Entre estos sitios se encuentran la Basílica de Santa Ana en la Ciudad Vieja, el convento de las Hermanas de Sión y otros edificios religiosos y culturales. Estos sitios generalmente se benefician de la protección del “status quo” religioso, una tradición que garantiza una cierta autonomía a las propiedades extranjeras en Jerusalén.
Francia reclama un derecho a proteger y gestionar estas propiedades, un estatus que el Estado de Israel respeta en principio, pero que a veces puede ser objeto de tensiones, particularmente en el contexto de fricciones en torno a la soberanía en Jerusalén. Esta ciudad está en el centro de los reclamos de soberanía de Israel, pero Francia, como la mayoría de los países, considera a Jerusalén Oriental un territorio ocupado, una posición que complica la cooperación en torno a los sitios franceses.
Incidentes anteriores durante las visitas presidenciales francesas
El incidente actual recuerda las tensiones que surgieron durante las visitas oficiales de los presidentes franceses a Israel:
- La visita de Jacques Chirac en 1996: Durante su visita a la Ciudad Vieja de Jerusalén, Jacques Chirac reaccionó fuertemente ante la omnipresencia de la seguridad israelí a su alrededor, que consideró un ataque a su libertad de movimiento. Enojado por la insistencia de los agentes israelíes en seguirlo de cerca, Chirac amenazó con volver a subir a su avión y abandonar Israel, antes de exigir que se permitiera a los agentes franceses gestionar su seguridad. Este incidente marcó un punto de inflexión en la percepción francesa de la cuestión de la soberanía en Jerusalén.
- La visita de Emmanuel Macron en 2020: Durante su visita a la iglesia de Sainte-Anne, Emmanuel Macron también tuvo un altercado con las fuerzas de seguridad israelíes. Macron expresó su descontento por la presencia de agentes israelíes en el edificio, recordando que este lugar era “un lugar francés” y pidió a los agentes israelíes que respetaran la soberanía francesa en el lugar. Este tenso intercambio recordó el incidente de 1996 y subrayó una vez más la sensibilidad de Francia respecto de sus activos en Jerusalén.
Situación de la propiedad francesa en Jerusalén y cuestiones de soberanía
Las propiedades de propiedad francesa en Jerusalén son principalmente iglesias, monasterios y centros educativos, algunos de los cuales datan del siglo XIX, cuando las potencias europeas buscaban establecer una presencia en Medio Oriente. Estas propiedades gozan de un estatus reconocido internacionalmente, conferido por el “status quo” que rige los lugares santos en Tierra Santa. Sin embargo, este estatus no siempre es respetado por las autoridades israelíes, especialmente en tiempos de tensión o visitas de personalidades.
Las autoridades israelíes suelen considerar las propiedades francesas en Jerusalén Este como símbolos de la influencia europea y de la disputa por la soberanía israelí sobre la ciudad, lo que regularmente genera tensiones diplomáticas. Francia, por su parte, considera estos lugares como parte integrante de su patrimonio cultural y religioso, y su protección como una cuestión de soberanía y respeto al derecho internacional.
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