Cada planta fue elegida por sus cualidades específicas y su potencial para integrarse en este sistema innovador. La alfalfa, por ejemplo, es un cultivo forrajero muy consumido en la región, pero a menudo se importa, sobre todo de España. Producir localmente esta planta, ya bien adaptada a los suelos landeses, podría constituir una alternativa más sostenible. Las frambuesas, por su parte, se están trasladando gradualmente al suroeste, una tendencia que Dem&Ter pretende apoyar. Por último, los espárragos, emblemáticos de la región, se benefician de un microclima favorable, que podría mejorarse con la presencia de los paneles.
Los paneles solares permiten modular la luz solar, fundamental para proteger los cultivos contra los golpes de calor en verano y las heladas en invierno. Paralelamente a los cultivos bajo paneles, se habilitó una zona de control, sin cobertura solar, para establecer comparaciones rigurosas. Esta área permite evaluar, de manera científica, los beneficios concretos de esta nueva configuración.
Un modelo de convivencia y adaptación
Dem&Ter también fue diseñado para ofrecer a los agricultores un entorno de trabajo optimizado. Con una separación de 10 metros entre cada fila de paneles y una altura de 2,20 metros, el agricultor puede desplazarse con su tractor entre los cultivos y los paneles sin dificultad. David Laborde testifica que la adaptación a esta particular disposición requirió un aprendizaje gradual, pero que la disposición de los paneles y las tecnologías de control remoto implementadas por Valorem facilitan enormemente su trabajo diario. Las aplicaciones permiten, por ejemplo, ajustar la inclinación de los paneles para modular la proyección de sombra, una flexibilidad que mejora el confort de trabajo y la productividad de los cultivos.
No se ha descuidado la dimensión comunitaria del proyecto. Los propios landeses pudieron participar en esta aventura a través de tres campañas de crowdfunding, habiendo recaudado en total cerca de 500.000 euros. Esta movilización atrajo a 559 prestamistas, lo que demuestra el interés de los residentes por este modelo sostenible. A través de su enfoque participativo y su ambición, Dem&Ter encarna una nueva dinámica para la agricultura local y demuestra la capacidad de un territorio para innovar apoyándose en los recursos y la solidaridad de sus habitantes.
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