Un hombre de 40 años fue condenado el jueves a 22 meses de prisión por “ocultación de un cadáver”, en un caso prescrito, de un asesinato cometido en 2001 por su padre.
La justicia condenó el jueves a 22 meses de prisión a un hombre de 40 años juzgado en Lyon por “recibir un cadáver”23 años después del asesinato cometido por su padre en 2001, en el origen del caso pero prescrito.
Al dictar la decisión, el presidente del tribunal penal explicó que la sentencia tiene en cuenta “una ligera atenuación del discernimiento en el momento de los hechos”. Esto explica una pena ligeramente inferior al máximo legal de dos años que solicitó el fiscal en la audiencia del pasado 8 de octubre. La sentencia sigue siendo significativa dado “la gravedad del delito, su duración de quince años y el contexto”precisó el presidente del tribunal.
Una familia “aliviada”
“Mi consternación no es nada comparada con tu ira”declaró el fiscal Alain Grellet en la audiencia, dirigiéndose a la familia de la víctima de un caso extraordinario. El magistrado había presentado “las excusas de la institución judicial” debido a fallas en el procedimiento, en particular la pérdida de la denuncia de la familia en los archivos judiciales que había provocado que el delito prescribiera al final de un procedimiento con idas y venidas.
La familia se declaró “aliviado” después del juicio. “Las palabras del fiscal nos hicieron bien, la sentencia es correcta”confió Rachida Abdelhadi, hermana de la víctima. La familia había intensificado sus investigaciones y presentó una denuncia por “inquietante desaparición”tras la desaparición de Mohamed Abdelhadi, de 27 años, el 9 de diciembre de 2001 en Villefranche-sur-Saône.
Confesiones casi 15 años después
En 2015, el caso repuntó. Una joven, víctima de violencia doméstica, acusó a un hombre de haber matado a la joven de veinte años con la ayuda de sus dos hijos. Detenido bajo custodia policial, el padre admitió haber apuñalado al joven a causa del robo de un tocadiscos, en el contexto de la drogadicción. Los dos hijos confirmaron la escena, precisando que el cuerpo había sido enterrado en un bosque, donde finalmente fue encontrado el cadáver en 2016.
Transcurrido el plazo de prescripción del asesinato, el hijo menor se encontró solo ante el tribunal penal para responder por la ocultación de un cadáver, delito no prescrito. Citado como testigo, su padre no compareció a la audiencia. “Me quedé paralizado. No podía creerlo. Hice lo que él me pidió”.explicó el acusado, describiendo un padre muy violento y un contexto familiar degradado que favoreció su adicción a los estupefacientes.
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