El presidente ruso, Vladimir Putin, lanzó su ataque contra Ucrania en febrero de 2022 y luego reclamó la anexión de regiones enteras del país. Kyiv pudo resistir gracias a la ayuda militar occidental.
Pero, durante el año pasado, frente a fuerzas rusas mejor armadas y más numerosas, así como a una creciente dilación occidental, el ejército ucraniano ha estado en retirada y las pérdidas territoriales se han acelerado este otoño.
Rusia, que bombardea a diario las ciudades ucranianas, exige la rendición de Ucrania, que le ceda cinco regiones, que renuncie a su alianza con Occidente y a su ambición de ingresar en la OTAN.
Los estadounidenses y los europeos aseguran a Kiev su apoyo inquebrantable, pero se niegan a autorizar a Ucrania a atacar territorio ruso con las armas que les proporciona y a derribar misiles rusos dirigidos a ciudades ucranianas, por temor a que esto conduzca a una escalada.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, criticó duramente a Occidente y señaló que Moscú lidera una continua escalada del conflicto, incluido el presunto despliegue de miles de soldados norcoreanos para luchar contra Ucrania.