Ya en los últimos días y semanas la tensión era palpable. Se organizaron numerosas reuniones entre funcionarios de la coalición y los rumores se multiplicaron.
Finalmente, el miércoles por la tarde, poco después de las 21.00 horas, el Canciller alemán, Olaf Scholz, compareció ante la prensa en la Cancillería. Con expresión seria, el canciller anunció su decisión de destituir a su liberal ministro de Finanzas.
La consecuencia inmediata sacudió a Alemania: la coalición gobernante, entre socialdemócratas, ecologistas y liberales, se disolvió. Sin los liberales del FDP, la coalición pierde su mayoría en el Bundestag, el parlamento alemán, y esto hace casi imposible el ejercicio del poder.
¿Cuáles son las razones de esta ruptura?
No era ningún secreto que las relaciones entre Christian Lindner, Ministro de Finanzas, y la Canciller eran más que tormentosas. Olaf Scholz explicó las razones de esto el miércoles por la tarde: habló de una confianza traicionada en numerosas ocasiones por Christian Lindner, un ministro irresponsable que sólo busca presumir, sin pensar en el bienestar del país.
Ira fría y palabras muy duras de la canciller que llegan después de meses de desacuerdos en torno a la política económica, en un país que vivirá un segundo año consecutivo de recesión. Olaf Scholz presionó por un presupuesto para 2025 para apoyar a la industria, el motor de la economía del país. Mientras que los liberales querían recortes fiscales masivos, especialmente para los más ricos, sin ningún deseo de llegar a un acuerdo.
Las rupturas de una coalición son extremadamente raras en Alemania.
¿Qué podemos esperar ahora en las próximas semanas?
Olaf Scholz anunció el miércoles por la tarde que recibiría un voto de confianza de los diputados del Bundestag. Tendrá lugar el 15 de enero y muy probablemente finalizará con elecciones legislativas anticipadas a finales de marzo de 2025 a más tardar. Esto sería entonces seis meses antes de la fecha prevista habitualmente para las elecciones.
El Canciller Scholz intenta así sacar a Alemania de una situación de bloqueo presupuestario. En un contexto en el que los desafíos son múltiples: la economía se hunde en la crisis y, además, la elección de Donald Trump en Estados Unidos obligará a Alemania y a sus socios europeos a invertir fuertemente en defensa. Luego estará también la cuestión del apoyo a Ucrania si los estadounidenses abandonan esta responsabilidad.